Los ojos del camaleón
vigilan tus movimientos,
leen en tus labios
lo que quisiera escuchar.
El camaleón, desde el anonimato,
observa cómo se levantan los ídolos
que tu memoria inmediata
se encargará de demoler.
Escondido o al acecho,
el camaleón mira a todos lados,
no lo puedes engañar.
Pero llega un momento
en el que estás demasiado cerca,
sus ojos te miran fijamente
y no puedes adivinar
se desea besarte
o está ahí para verte partir.
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Jorge te escucha, habla con él