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6 de junio de 2014

Necios, tontos y mezquinos




A veces los políticos hacen enojar y hasta dan ganas de bañarlos con una manguera de agua a presión, a veces; en otras ocasiones, sobre todo tratándose de priistas, son tan patéticamente divertidos, tan lastimosamente hilarantes, que no queda más que reírnos de sus gracias, convertirlos en memes y seguir al pendiente de sus jiribillas y derrapes por si en medio del discurso vacuo surge una perla, o ya por lo menos una cita citable como esas de Selecciones.
Entre los políticos de los diferentes partidos, los del PRI son los más absurdos y explico por qué lo creo. En el PAN, aunque hay personajes como Ernesto Cordero y Felipe Calderón, o represores a los medios como Juan Manuel Oliva, su discurso es, digamos, centrado en lo que son: la ultraderecha neoliberal sin un liderazgo sólido, al menos no desde que Espino, Fernández de Cevallos y Fox se desmarcaron. En el PRD, a pesar de los chuchos se han mantenido ciertos ideales que le dan identidad, y es que aún hay militantes que creen en la izquierda partidista y liderazgos que han auspiciado esta creencia, lo cual hace pensar en la posibilidad de que el PRD recupere el rumbo con la dirigencia adecuada, que actualmente no la tiene a nivel estatal ni mucho menos nacional. Pero con el PRI, de verdad que con frecuencia no hay ni por dónde quererlos pues utilizan a sus militantes, y sus dirigentes, hay honrosas excepciones, no tienen discurso, no proponen, sólo se dedican a arropar y solapar a los gobiernos emanados de este partido.
Traigo todo esto a cuento porque tras el asesinato de Salvador Vega Ramírez, dirigente municipal del PRI en Erongarícuaro, Osvaldo Fernández Orozco, el mismo que el año pasado deseó públicamente la muerte a Andrés Manuel López Obrador, se dijo indignado, y por ello transcribo la declaración de este individuo recogida por Revolución 3.0, en la que el dirigente hace un llamado enérgico “para que esta situación pare en Michoacán, no podemos seguir así, no es justo que la ciudadanía en general, las personas de bien, vivamos esta incertidumbre que desde hace tiempo se ha venido dando, trastocando de manera directa la integridad de las personas que no tienen nada que ver en ilícitos y que lo que quieren es vivir en paz y en armonía”.
Es lógico que ante el asesinato de un político, los liderazgos de su partido se pronuncien a fin de presionar para que las autoridades resuelvan pronto el caso, y es que si un homicidio es muchas veces lamentable, el que la víctima sea una figura de la política consterna aún más, primero, por las implicaciones que pudiera tener, y en segundo lugar pero más importante, por el trasfondo de tal acto. ¿A quién estorba?, ¿qué otros intereses hay de por medio además de los políticos?, ¿venganza personal o ejecución por parte de un grupo delictivo?, si fue un cártel criminal el que perpetró el asesinato, ¿hasta dónde este grupo está metido en la política?, ¿cuáles acuerdos se violaron?, ¿qué no quiso pactar la víctima? Son preguntas obligadas ante un hecho de esta naturaleza y que Fernández Orozco, antes de hacer una rabieta que no le queda, debería plantear al interior de su partido.
Osvaldo Fernández Orozco
Al PRI no le queda ponerse en plan crítico con el gobierno del estado porque apenas hace unos días celebraban las políticas de la administración estatal, y ahora resulta que ya vieron que esa ola de violencia de la que tanto se ha hablado sí existe y sigue cobrando víctimas; ahora resulta que sí hay inseguridad y que urge hacer algo para frenarla, y eso quiere decir que los grupos delictivos que han operado en la entidad siguen funcionando, que no se ha acabado con el crimen organizado ni con los operadores políticos a su servicio. Y mientras esa realidad al fin es reconocida por el PRI en Michoacán, el gobernador tiene en su familia una bomba de tiempo que le puede estallar en la cara con funestas consecuencias para el gobierno que constitucionalmente encabeza, y sería ingenuo pensar que no lo sabe puesto que, aunque en el seno familiar se le engañara, en el terreno político es difícil ocultar algo durante mucho tiempo, y más en la era de La Tuta como prolífico videasta, pero eso apenas es un señalamiento, falta que la PGR se digne a difundir la filmación que, según El Universal, tiene en su poder. O bien hay que esperar a que los intereses de Alfredo Castillo hagan necesario otro golpe mediático al gobierno estatal para que más gente vaya a dar a la cárcel mientras la violencia continúa, pues de otra forma es incomprensible la reserva respecto al video en que supuestamente el hijo del gobernador aparece con el líder templario.
Todo este panorama choca con las declaraciones triunfalistas y casi festivas de Fausto Vallejo en el sentido de que la estrategia federal en Michoacán ha tenido resultados, que la entidad avanza con paso firme, que ahora hay paz y armonía, y que la violencia es cosa del pasado, al grado de decir que “lo que ha sucedido en Michoacán es extraordinario. Sólo un necio, un tonto, un mezquino no lo puede aceptar… entonces ya estarle buscando los detallitos, caray, es ridículo”. Y entonces, más chocantes resultan las declaraciones de Osvaldo Fernández Orozco que de buenas a primeras vio que no estábamos exagerando, que el estado sí está sumido en la inseguridad y que las críticas no eran tanto por envidia a “los logros priistas”, sino porque el estado ya no está para más políticas fallidas ni para seguir soportando contracciones económicas. Y ahora, al rasgarse las vestiduras por el asesinato del dirigente priista de Erongarícuaro, Fernández Orozco ha pasado a engrosar las filas, de por sí vastas, de los necios, tontos y mezquinos que sí le encontramos “detallitos” al actual gobierno.

2 de junio de 2014

El Mundial como distractor



Se viene el Mundial y el consejo del mal, disfrazado de Congreso de la Unión, ha determinado discutir algunas reformas durante la justa mundialista, sobre todo en los días que la Selección Mexicana jugará, tétrico ¿no? Al menos ese sospechosismo se ha difundido mucho en los últimos días, atribuyendo tal determinación al afán de utilizar a Brasil 2014 como distractor para que la sociedad no salga a protestar; así, mientras los mexicanos están frente al televisor, los legisladores comprometen el futuro de la nación para que al despertar del sueño mundialista -que seguramente será breve- nos topemos con un país de cabeza, y entonces, aunque nos preguntemos ¿qué pasó?, tendremos que sujetarnos al nuevo orden planteado por Enrique Peña Nieto y sus secuaces en las secretarías de Estado y en el Poder Legislativo. Ni que fuera para tanto y explico por qué.
  Yo me pregunto ¿qué tanto influirá que haya o no Mundial o que las reformas que dicen que México necesita se discutan durante los partidos? Los chairos más radicales dicen que de esta forma nadie se va a enterar ya que el “vulgo futbolero” estará absorto en el desempeño del Tri pero, ¿en verdad es así?; no lo creo, no considero que la transmisión de los partidos le quite al Canal del Congreso el apabullante rating que siempre tiene porque simple y sencillamente, tanto éste como el Canal Judicial, sólo son vistos por analistas, políticos y estudiantes de licenciatura y posgrado, no así por el grueso de la población, y mucho menos por aquellos que no tenemos televisión de paga en nuestros domicilios, y como en los bares no ofrecen promociones especiales durante los periodos extraordinarios de sesiones ni los mexicanos tenemos la costumbre de organizar una carne asada para ver las discusiones legislativas en compañía de los compadres, el hecho de que esté o no el Mundial no influye en casi nada, salvo por los legisladores que, muy a su modo, decidan no asistir a la Cámara para ver los partidos o, más a su manera, hacer proselitismo en sus distritos.
  Admito que antes yo era uno de esos chairos que ven a los futbolistas y aficionados como una horda de incivilizados, y no es que ahora me guste el futbol, sino que he podido ver que el país tiene tantos problemas y la población tantas preocupaciones, que necesita algo para entretenerse y divertirse. Violencia, crimen organizado, gobiernos ineptos, políticos corruptos, carestía, salarios paupérrimos, desempleo, impuestos excesivos, marchas, bloqueos, normalistas, injusticia social, bajos índices de crecimiento económico, gasolinazos y muchos más problemas son con los que debemos lidiar todos los días, unos en mayor medida que otros pero que ahí están, como para todavía ser tachados de ignorantes e incurrir en irresponsabilidad social por ver un partido de futbol entre equipos que no se encuentran todos los días. Además el hecho de ser aficionado a cualquier deporte no tiene nada que ver con la inteligencia ni mucho menos, es una afición y ya.
  Ahora supongamos que somos política y socialmente responsables y decimos no al Mundial, entonces estamos al pendiente del proceso legislativo, sintonizamos el Canal del Congreso y salimos a las calles a protestar contra el mal gobierno, ¿serviría de algo?, en lo más mínimo. Y es que el gobierno nos ha demostrado con gran eficiencia que la opinión pública y el descontento social son perfectamente pasables por el Arco del Triunfo, que no importa cuánto protestemos, siempre se pondrán de acuerdo (para fregarnos o no) y al final, aunque el pueblo esté que arde, ellos saldrán sonrientes y declarando que hubo consenso y diálogo a pesar de que nunca, ningún diputado preguntó a sus representados qué postura asumir en determinadas discusiones, y eso es porque a nuestros representantes populares no se les piden resultados en materia legislativa, se les solicitan apoyos y con eso los habitantes del distrito sienten que ya el diputado cumplió, aunque su labor legislativa haya sido opaca o de plano contraria a la voluntad pública.
  Hay que reconocer una cosa: el pueblo mexicano no es de los más politizados y por naturaleza somos de la idea de dejar que otros decidan para no tener nosotros esa responsabilidad ya que así, si algo sale mal, tranquilamente podemos lavarnos las manos. Entonces, atendiendo a esto, no es necesario que nos pongan distractores a la hora de discutir asuntos torales para la nación, basta con un buen dispositivo de seguridad que contenga a quienes sí se manifiesten, que lamentablemente siempre serán minoría, y listo, a legislar y aprobar lo que les conviene.
  Entonces no importa que haya o no “distractores”, no importa que algunos se inconformen y enfrenten a los cuerpos de seguridad, no importa que en Internet se emprendan campañas para invitar a los cibernautas a no ver el Mundial, al final el gobierno hace lo que quiere, los diputados legislan por consigna y nosotros somos perfectamente libres de ver lo que queramos en televisión o de plano apagar el aparato y hacer con nuestro espacio lo que deseemos. Yo en lo personal y en la medida de mi tiempo, quizá no vea partidos, pero probablemente no me pierda los reportajes de color o sobre la cultura del país sede, que es lo que más me gusta de las coberturas de eventos deportivos, y eso no significa que no esté al pendiente de las tropelías del Congreso o que mi dedo deje de estar extendido para el gobierno de la República y el partido del que emanó, sólo me estaré divirtiendo, como muchos millones de personas, con un espectáculo que sólo sucede cada cuatro años.

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