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30 de abril de 2008

Mamá, papá: soy emo.

Todo mundo los critica pero nadie los entiende, todos los agraden pero nadie les pregunta qué sienten. Así son los emos. Con el color negro y los tonos pastel para representar la dualidad sexual; el cabello de lado y cubriéndoles un ojo para ocultar su lado más débil y el delineado de ojos para evidenciar su desencanto (cosmetología psicológica); con los pantalones entubados sólo por tendencia punk (tranquilos, no los estoy analogando) y ese pesado manto de depresión que les inclina la cabeza y les encorva la espalda. Los emos, la especie de ganado humanar de más reciente aparición, han causado polémica siendo objeto de agresiones por parte de otros animales más ignorantes que ellos; es por eso que, conscientes de lo difícil que debe de ser lidiar con ello, he aquí la Breve Guía para Padres de Niños Emo.
1. Señora, señor, si su hijo o hija concuerdan con la descripción hecha más arriba, si sus vástagos han optado por utilizar las playeras de sus hermanitas, sentimos decirle que tenga la suficiente fuerza para afrontarlo: si hijo, otrora niño feliz; su hijita, quien antaño jugaba a ser princesa de Disney, es emo.
2. Antes que nada, debemos decirle que no se preocupe: los emos no siguen pensamiento político alguno, no son de izquierda o derecha así que nunca saldrán lesionados por jugar a los scouts en campamento guerrillero alguno.
3. Se ha mencionado que los emos son suicidas y bisexuales. Mamá, papá, si esto es cierto, tenemos serios problemas, ¿cuántos emos hay en el país? Estaríamos hablando de que nuestras ciudades corren el riesgo de desaparecer pues por los suicidios y la bisexualidad los índices de natalidad caerían en un alarmante déficit habiendo muy pocas vías de reproducción. Ergo, como sociedad tenemos la fuerte problemática de la depresión y las desviaciones sexuales juveniles.
Pero esa es la cara emo de la moneda ya que, siendo realistas, si los emos fueran en verdad suicidas, ya se habrían extinguido y si todos fueran bisexuales o gays, no lo proclamarían así de fácil sabiendo lo conservadora que es aun nuestra sociedad.
4. Señores padres de familia, entendemos que estén consternados y muy molestos. No regañe a su vástago, recuerde que los emos son emocionales y eso puede hundirlo más en la depresión. Ante usted está un ser sensible y puede que si ve una mala cara de su parte, se traume aún más. Además, no le dé el gusto de maltratarlo, eso lo hará feliz, mejor trátelos con cariño y respeto, quien quita y con eso se sienta más castigado.
5. Si bien su hijo (a) no se suicidará, eso no le exenta a usted de sufrir sustos y dolores de cabeza dada la proclividad emo a decorar su cuerpo con barroquísimas fisuras en brazos y muñecas. Para aminorar esta problemática, esconda cuchillos, navajas, rastrillos, vidrios y galletas marías. Regálele a su vástago un plumón rojo para que se entretenga mientras supera el trance, no sea que en una de malas se le pase la mano.
6. Los emos se quejan de que nadie se detiene a preguntar el origen se su tendencia –ya habrá escuchado a su púber engendro­– pero usted tranquilo, no pierda la paciencia, no le está preguntando cómo se hacen los bebés. Ese argumento emo no es tan fuerte puesto que ni ellos saben de dónde surge la tendencia a la que fielmente se han alienado.
Al hablar de los emos, estamos hablando de un grupo sin argumentos ni mayor justificación que la de sufrir en grupo, son una moda sin rumbo. Se trata de adolescentes que, al no tener la suficiente atención de sus padres, han perdido la confianza en los valores que primordialmente se adquieren en el hogar. Los emos, a final de cuentas, no son más que los desheredados de la sociedad, jóvenes sin cultura, pasado, identidad propia ni raíces; esto provoca su alienación a la primera idiotez que les resulta atractiva. Papá, mamá, se merecen una patada en el culo por ello.
7. Como última recomendación: si usted tiene dinero, asígnele un guardaespaldas a su hijo pues no importa si lo atacan, es tan “nena” que jamás se defenderá de los ataques de que los emos son objeto.
Pero tranquilos papás, su progenie no serán emos por siempre, se apartarán de ello cuando se enfrenten al mundo real: el trabajo, las responsabilidades; cuando su mente se ocupe en otras cosas y no en tarugadas.

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