El presente periodo de gobierno estatal se ha
caracterizado por aspectos que apenas se atisbaban en el de Leonel Godoy: la
incertidumbre, la ingobernabilidad, la violencia, la pésima economía, la
inestabilidad política y social y el mal que ha venido a acentuar a los
anteriores, el vacío de poder. En este sentido, omitiré recurrir a la ya tan
trillada etiqueta de “Estado fallido” (recientemente utilizada por el obispo de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez), pues Michoacán no es un
país, aunque ese epíteto se ha vuelto popular entre los críticos y los
detractores de la actual administración; ergo,
Michoacán no es fallido ni como Estado (por la aclaración anterior) ni como estado,
porque, en tanto que entidad federativa, no hemos fallado los ciudadanos, lo
que ha resultado fallido, ineficiente y hasta omiso es el aparato gubernamental
estatal, tal como sucedió en el sexenio de Calderón a nivel federal, aspecto en
el que sí se dio un auténtico Estado fallido cuyas repercusiones aún padecemos.
Sabemos de qué manera llegó Fausto Vallejo a
la gubernatura, para nadie es nuevo que los poderes fácticos, como se les llama
cuando se quiere ser diplomático y cuidadoso, negociaron con su equipo de
campaña la gubernatura vaya usted a saber a cambio de qué, y eso se notó al ver
una campaña que, a la mitad del proceso, fue de menos a más a pasos agigantados
con un exorbitante gasto en propaganda y dádivas de esas que tanto gustan a los
acarreados de los mítines de cualquier partido. No fue el mismo caso que el de
la campaña de Silvano Aureoles, que fue de más a menos tanto económica como
publicitariamente, o la de Luisa María Calderón, que en su calidad de hermana
del presidente tenía todo el aparato gubernamental de su lado. Los
señalamientos que Cocoa ha hecho
hacia el gobierno de Fausto Vallejo no son descabellados ni se deben a que la
senadora panista esté “enferma del alma”, y una prueba de ello es un audio
reproducido a unos días de ese proceso electoral en el noticiero que conducía
Ciro Gómez Leiva en Milenio Televisión;
en esa grabación, un supuesto miembro del crimen organizado ordenaba a un
operador político de Tuzantla instar a la gente a votar por el PRI. Falso o
verdadero, actos como ese levantan sospechas y no se olvidan tan fácilmente.
Entre la incertidumbre ciudadana por el
estado de salud del gobernador, éste se fue con licencia del Congreso y prácticamente
seis meses estuvo separado del cargo. Durante ese tiempo, Jesús Reyna logró que
las aguas mediáticas se apaciguaran un poco, aunque las ejecuciones y los
levantones siguieron, con todo y un diputado muerto a machetazos. Pero sucedió
algo interesante durante el interinato de Reyna, los autodefensas se
fortalecieron, los grupos crecieron y se armaron más y mejor bajo el supuesto
cobijo del Ejército y la Policía Federal. Durante ese tiempo, Reyna se dedicó a
decir que no pasaba nada, que eran casos aislados.
Ahora que Fausto Vallejo vuelve al poder, la
inestabilidad vuelve a imperar en Michoacán pues apenas se anunció su regreso
al Solio de Ocampo, los índices de ejecuciones y enfrentamientos se dispararon,
con lo cual se hicieron más obvios, toda vez que si en promedio, a nivel
estatal los medios daban cuenta de uno o dos sucesos relacionados con el crimen
organizado al día, ahora esa cifra se ha multiplicado, con lo que Agencia Esquema, por poner un ejemplo,
diariamente da cuenta de un promedio de cinco o seis actos de esta naturaleza;
y aunque los medios informativos no lo digan abiertamente, por el modus operandi, el lector fácilmente se
puede dar cuenta de cuál fue el móvil, ya que al tratarse de uno o más
cadáveres con rastros de tortura, maniatados, arrojados a un predio baldío o un
canal o abandonados en un vehículo, con cierto tipo de vestimenta y muertos por
balas de determinados calibres, es lógico pensar qué clase de asesinato se
cometió, y estos rasgos permiten diferenciar entre un ajuste de cuentas o
ejecución y un homicidio por intento de asalto o por viejas rencillas
personales.
Lo sucedido el pasado fin de semana, cuando
un grupo de comunitarios fue atacado en Apatzingán y varias gasolineras e instalaciones de la
CFE también resultaron afectadas, no fue otra cosa que un mensaje al gobernador.
Poniendo un poco de atención a los mensajes que el crimen organizado ha mandado
al gobierno del estado a través de comunicados, panfletos y mantas, además de
los videos en los que ha aparecido su líder haciendo señalamientos velados pero
directos, es lógico pensar que el gobierno del estado debe favores que no ha
pagado y acuerdos que no ha cumplido, ¿cuáles?, sólo los involucrados lo saben,
mientras los ciudadanos vivimos en la zozobra, la incertidumbre y el miedo por
no saber en qué momento habrá un ataque, una balacera o un bloqueo.
Frente a Fausto Vallejo se presenta un
panorama más complicado que cuando inició su periodo, y eso se debe a diversos
factores que entorpecen el ejercicio del poder. Por un lado, el descontento
social por la falta de empleos y la mala economía del estado, por el otro, el
hecho de que Jesús Reyna realizó cambios en la estructura del gobierno estatal,
quizá pensando que alcanzaría a terminar el periodo. Pero también están los
problemas con el magisterio, el hecho de estar en los primeros lugares a nivel
nacional en cuanto a violaciones a los derechos humanos, las afectaciones que
dejó la tormenta tropical Manuel¸ la
incompetencia e indiferencia del gobierno federal para atender de forma
eficiente los problemas de la entidad, los presidentes municipales que navegan
solos ante la falta de recursos para detonar el desarrollo y la creación de
infraestructura en los municipios que gobiernan, el Congreso local que predica
en el desierto con sus exhortos, la presencia de los cárteles que se disputan
el control del estado, los grupos de
autodefensa cuyos líderes han dicho muchas cosas, menos quién les proporciona armamento, vehículos y combustible o de qué privilegios gozan para andar armados con rifles de alto poder a ojos del Ejército y la Policía Federal, todo ello sumado a las sospechas y suspicacias que generó el que Jesús Reyna haya decidido abandonar el barco.
En fin, esperemos que la salud del gobernador esté plenamente restablecida, primero, porque como ser humano, obviamente que no se le desea mal alguno, pero también porque en su calidad de jefe del Ejecutivo estatal, los ciudadanos necesitamos la certeza de que hará su trabajo sin más interrupciones a fin de coadyuvar en la solución a los múltiples problemas que enfrenta el estado, que ni son pocos ni son pequeños.
autodefensa cuyos líderes han dicho muchas cosas, menos quién les proporciona armamento, vehículos y combustible o de qué privilegios gozan para andar armados con rifles de alto poder a ojos del Ejército y la Policía Federal, todo ello sumado a las sospechas y suspicacias que generó el que Jesús Reyna haya decidido abandonar el barco.
En fin, esperemos que la salud del gobernador esté plenamente restablecida, primero, porque como ser humano, obviamente que no se le desea mal alguno, pero también porque en su calidad de jefe del Ejecutivo estatal, los ciudadanos necesitamos la certeza de que hará su trabajo sin más interrupciones a fin de coadyuvar en la solución a los múltiples problemas que enfrenta el estado, que ni son pocos ni son pequeños.
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