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7 de agosto de 2008

NARCOCORRIDO: EL JUGLAR MEXICANO CONTEMPORÁNEO.

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Now playing: Los Tigres del Norte - La Banda del Carro Rojo
El corrido, género de la música tradicional mexicana que cuenta sucesos y hazañas así como cantar historias y descripciones de hombres y mujeres que, dotados de gran valentía en riñas y altercados, si no salen victoriosos sufren una muerte violenta, heroica y algunas veces ridícula: baste el ejemplo del Bandido de la Sierra del Huajuco, Porfirio Cadena “El Ojo de vidrio” quien por su chaleco de malla siempre salió bien librado para al final sucumbir ante la mordedura de una serpiente coralillo. Así, esa música cuya herencia más fuerte viene de la Revolución Mexicana y de la Rebelión Cristera (Valentín de la Sierra, por ejemplo), a más de cien años de su origen ha quedado instaurada como una parte fundamental de la epopeya mexicana.

A partir de la segunda mitad de la década de los setenta, el corrido adquirió nuevos tópicos y personajes; paulatinamente desaparecieron los pistoleros a caballo para dar paso a una legión de antihéroes involucrados en el tráfico de drogas y armas. Este nuevo orden del corrido se originó básicamente con Los Tigres del Norte, agrupación sinaloense quienes fueron los primeros en cantar para las masas sucesos relacionados con el narcotráfico (imposible negar la influencia que han tenido corridos como La banda del carro rojo y Contrabando y traición (historia que culmina con el crimen pasional de Emilio Varela y Camelia “La Texana”)).

A partir de los noventa, el narcotráfico en México alcanzó niveles económicos y sociales exorbitantes, con lo que la violencia se acrecentó por un lado, como consecuencia del combate que las autoridades emprendieron contra esta actividad y, por el otro, debido a las luchas internas entre los principales cárteles para disputarse las plazas y las rutas de tránsito hacia los Estados Unidos. Otro detonante de la violencia fue el aparente endurecimiento de las autoridades mexicanas y el reforzamiento de la seguridad en Estados Unidos; esto provocó que mucha de la droga que antes estaba destinada al vecino del norte, empezara a distribuirse con mayor fuerza en México. Este cambio de hilos detonó el auge del narcocorrido y la consecuente proliferación de grupos y cantantes enfocados en este género.

Si en el corrido tradicional se exaltan hazañas de héroes rurales, el narcocorrido se centra en ensalzar la narcovida: carros de lujo, dinero fácil, mujeres hermosas, valentía en los enfrentamientos y consumo de estupefacientes y alcohol. Presentando al narcotraficante como un hombre seductor con las mujeres, generoso con los amigos, implacable con los enemigos e imbatible por la ley, el narcocorrido hace que para ciertos sectores de la juventud éste sea un estilo de vida deseable pues es una forma de enriquecimiento casi instantáneo para quien decida jugarse el todo por el todo. Por esta razón, ya desde los noventa en varios estados de la República, sobre todo en Sinaloa y Baja California, el gobierno prohibió la difusión de esta música en las televisoras y radiodifusoras.

Pese a la censura de los gobiernos locales, el narcocorrido no se ha debilitado, al contrario: ha tomado mayor fuerza siendo cada vez más la gente que lo escucha. No importa su baja calidad musical y lírica, no importan las deficiencias interpretativas de quienes lo cantan, el narcocorrido actualmete ocupa un lugar importante en el gusto musical de un amplio sector de la población por cantar una triste realidad de este pais, en el que el narco está metido hasta en los semáforos siendo cada vez más los servidores y exservidores públicos coludidos en una actividad que está pudriendo al país.

Así como el juglar de la Edad Media informaba mediante el canto, así como la música desde siempre ha sido portavoz de las miserias cotidianas (remitámonos al blues, el rock, la trova, el canto nuevo y la música ranchera), el narcocorrido es el cronista de la viuolencia, el tráfico de influencias, la invulnerabilidad de unos cuantos ante la ley y cómo es cada vez más la gente que se cansa de la miseria y decide jugarse el resto en lo que puede ser su pase directo a la cárcel o hasta su sentencia de muerte. Para ilustrar esto, el jempllo perfecto es el narcocorrido El Agricultor, de Los Pumas del Norte:

Hoy tengo mucho más dinero

y vivo como quería.

Sigo siendo agricultor,

nomás cambié de semilla.

1 comentario:

  1. Viva el ocio en las horas de oficina!!!!
    Muy ilustrativo jejeje, me agrada.
    Abrazote

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