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15 de diciembre de 2006

Apunte a medianoche

A Gilito, por la hermandad
You got to change your evil ways, baby,
before I stop loving you.
Santana
While you sit in a cell writing a letter
saying when you get out,
your things will be better,
but man, she couldn't wait
so she's going out on a date.
Frost
Doce de la noche, "hay" una llamada que no ha llegado y un montón más sin devolver. Fue un día que no debió pasar: las imágenes cotidianas, los mismos dolores, el sabor a polvo de mis errores durante toda la mañana, estar sentado frente a la computadora esperando que de algún lado caiga una chispa de genialidad (absurda esperanza que nunca muere) para al final apagar el aparato y huir del tentador cigarro. Las mismas justificaciones para mi ostracismo intelectual. Noche de televisión, bombardeo de sandeces (la tregua llega con Los Simpsons) hasta que, con el reloj en ceros, prendo la computadora.
Pienso en el amor y la pasión mientras me rasco la entrepierna, me duele que sea este y no los muslos de aquella mujer los que estoy tocando. Me duele la noche, Copándaro, la tormenta extemporánea, la carretera, la voz de ella cuando no está conmigo, tener que desvelarme porque no hay con quien dormir, el apilo de libros sin leer, el cúmulo de cosas sin escribir mientras desperdicio electricidad tecleando esto, el pasado, la vida de los felices. Me duelen tantas cosas que acabo por dolerme a mí mismo. No es que sea un mártir de la autocompasión romántica o la desolaciómn modernista, es sólo que a veces me siento estúpido.
Doce de la noche. Excitado y triste destapo una cerveza, prendo un cigarro, pongo algo de Robert Cray: una noche de cerveza a solas es el final perfecto para un día de mierda. I've got the blues tonight 'cause I've got the blues every night. Quisiera vender mi alma pero no estoy en el crucero adecuado.
Una de la mañana. Empieza el miércoles, el resto de mi vida se agota rápido: agua entre mis dedos, espacio en la hoja, las palabras de hoy, el cigarro que no cupo en el martes, la cerveza más amarga, las ganas de no odiar al mundo. De pronto y como único remedio, repaso las palabras de Gutiérrez Vega, serían el perfecto epitafio de este día: "Es tiempo, amada gente, de largarnos".
*NOTA: Este texto fue escrito hace algunos dos o tres meses pero hasta este domingo que pasó fue publicado, por tal motivo, y no bastándome con el periódico, lo subo a este blog para que si alguien quiere comentarlo pues aquí está.
Atte. Jorge A. Amaral

1 comentario:

  1. De igual manera, nunca le habían dedicado un texto a Gil (ya ves que es medio triste) pero independientemente de eso que bien redactado esta...

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