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30 de julio de 2008

Cultura de los pachucos

"Ya verán, ya verán, cuántas cosas les voy a enseñar:
el francés, el inglés, el pachuco y también el alemán"
Tin Tan en Músico, Poéta y Loco
Con fecha del 31 de diciembre de 1942, el semanario Jueves de Excélsior, con portada ilustrada por "El Chango" García Cabral, publicó un artículo titulado "Los Pachucos", firmado por Jorge Mendoza Carrasco. El texto se completaba con dos fotografías; una de ellas mostraba a un joven ataviado a la usanza zoot suit: estrafalarios y amplísimos pantalones que empiezan a la altura del pecho, gruesos tirantes, una larga cadena de reloj de bolsillo atada al pantalón, un ridículo corbatón al igual que su sombrero de ala ancha con pluma de pavorreal...
"Esta foto dará a ustedes más o menos una idea de lo que son los 'pachucos', los 'tarzanes', que constituyen la pesadilla de la colonia mexicana de Los Angeles, California", apuntaba al pie de grabado.
Una indumentaria extrema y agresiva, al igual que su lenguaje y repudio al racismo estadounidense por parte de jovenes cuyas raíces se encontraban del lado mexicano. A su vez encaraban una relación de amor-odio con una urbe cosmopolita de habla inglesa, cuyo léxico empezaba a influir no sólo en las zonas fronterízas, sino en el centro de nuestro país.
El pochismo en expansión
En 1942 el pochismo se encontraba en plena expansión, justo un año antes de la llegada de Tin Tan a la ciudad de México para contagiar a la metrópoli con su extravagante estilo. Las calles de las poblaciónes fronterizas, del centro del país y de la propia capital se veían rebosantes de rótulos en inglés o de influencia estadounidense.
A principios de los años 40 una fonda de Bucareli ostentaba el nombre de Nacho's, los periódicos anunciaban centros nocturnos como el Waikikí. El hotel Diana cambiaba su nombre por el de Waldorf, y su propietario instalaba ahí un club nocturno: el Cocoanut Grove, como el afamado cabaret de Hollywood. El good bye sustituyó al 'adiós', el camión se convirtió en troca -de truck-, y aparecieron expresiónes como claxon, en lugar de bocina; 'carro' -de car o automovil-, y el cotidiano 'oquey' de O.K.. Por supuesto, intelectuales y defensores de la lengua española ponían el grito in the sky. Perdón, en el cielo.
Primero fue el cine como eficaz medio propagandístico; después el turismo que se intensificó a consecuencia de la guerra. A su vez, la radio con sus canciónes en iglés, así como la doble cultura del chicano mexico-estadounidense, contribuyeron en buena medida al impacto de la cultura de Estados Unidos en el país y a ese giro de modernidad que traía consigo una figura como Germán Valdés.
Él supo explotar con su inteligencia no sólo esa situación, sino la rebeldía del pachuco extraído de ambientes populares y colocado en el centro mismo de metrópolis conservadoras.
Afirmando la identidad perdida.
Mendoza Carrasco escribía en su artículo antes citado: "¡Ahí vienen los pachucos!... Iba yo caminando hacia el final de Main Street, en Los Angeles, California, cuando escuché por primera vez la extraña palabrita: 'Pachucos'... Allí vienen los pachucos... Pero, ¿quiénes eran los pachucos?, ¿qué hacían y por qué la gente se refería a ellos con visible desagrado?... La explicación la encontrará usted en las pocas palabras siguientes: los 'pachucos' son, en Los Angeles, lo que los 'tarzanes' en la capital mexicana (...)".
Más allá de su excentricidad, la explosión del pachuquismo a princípios de los años 40 era, ante todo, una manera de afirmar esa identidad perdida en la frontera y en generación de abuelos y padres mexicanos que añoraban el terruño, además de partirse en lomo en un país moderno y contradictorio.
Para estos "extraños y malévolo tipos... que no saben ya lo que es México y que, inclusive, han olvidado el idioma" -como también lo apunta el artículo de Mendoza Carrasco-, su deseo de llamar la atención no sólo obedecía a una barroca posición estética, sino ética y social, de jóvenes rebeldes y otros más que cruzaban líneas estratégicas como El Paso, Texas, rumbo a Juárez.
Por su parte, Octavio Paz, en su afamado 'Laberinto de la Soledad' describe con tino la cultura del pachuco: "Los pachucos son bandas de jóvenes, generalmente de orígen mexicano, que viven en las ciudades del sur y se singularizan tanto por su vestimenta como por la conducta y el lenguaje. Rebeldes instintivos, contra ellos se ha cebado más de una vez el racismo norteamericano. Pero los pachucos no reivindican su raza ni la nacionalidad de sus antepasados... El pachuco no quiere volver a su orígen mexicano; tampoco -al menos en apariencia- desea fundirse a la vida norteamericana. Todo en él es impulso que se niega a sí mismo, nudo de contradicciónes, enigma. Y el primer enigma es su nombre mismo: pachuco, vocablo de incierta filiación, que dice nada y dice todo... Queramos o no, estos seres son mexicanos, uno de los extremos a que puede llegar el mexicano (...)"
Encarnación del Pachuquismo
Pachuco entre los batos más carnales, Germán Valdés 'Tin Tan' fue la encarnación misma del pachuquismo retomando no sólo la esencia misma de esos jóvenes desarraigados que reinventaban el lenguaje, adelantándose de manera inconciente a lo que hoy conocemos como "spanglish" y su vestimenta prototípica: el zoot suiter.
A su vez manifestaban una voluntad de modernismo cosmopolita del pachuco y su enconada rebeldía contra la opresión y la injusticia, pero a través de un irónico humor que Valdés supo introducir en sus situaciónes cómicas desde sus inicios en la radio en Ciudad Juárez, su paso por la carpa y el cabaret, así como su llegada al cine. Entre ellos había ácidos comentarios contra la devaluación, la corrupción, el cierre de cabarets o la explotación del indígena. A fines de los años 30, el comediante se topó con ese curioso síntoma de rebeldía: vestimentas estrafalarias y excesivas que se oponían a los ideales de sencillez y ahorro rooseveltianos. Cabello largo y peinado con abundante goma, zapatos bicolor, amplios sacos y pantalones con valencianas, a su vez, un gusto especial por el swing y el boogie-woogie que se ponía de moda.
El personaje asistía fascinado a la gestación de una moda que él exportaría e impondría en breve en la capital del país. El Topillo Tapas conocía bien la zona del Valle de San Gabriel y algunas de sus poblaciónes a princípios de los años 40. Principalmente en las inmediaciónes de Medina Court, Germán Valdés estudió a esos jóvenes renegados, incluso habló con ellos; se adaptó con entusiasmo a su estilo y lenguaje que conocía, además de saborear como propio en una ciudad construida a partir de violentas usurpaciónes de terrenos, sobre todo un visceral resentimiento racial y cultural.
En 1944, por ejemplo, la compañía Films de México realizó una serie de cortos musicales a color, dirigidos por Agustín P. Delgado, quien en breve se convertiría en el cineasta de cabecera de Cantinflas. Las coreografías y vestuario eran del 'panzón' Sergio Orta, y la música de Eliseo Grenet. Para entonces la influencia de Germán Valdés y su estilo pachuco eran evidentes en estos cortos.
En efecto, la figura del cómico en su papel de Tin Tan se convirtió en la imágen del pachuco por exelencia, a pesar de los ataques y críticas directas o subliminales como aquella frase que Cantinflas escribe afuera de su peluquería en Si yo fuera diputado (1951): "Para pachucos no hay servisio (sic) porque me caen gordos."
México, D.F. Miercoles 30 de Julio de 2008

7 de julio de 2008

Dependencia tecnológica

Hace cincuenta años nadie necesitaba ir por la calle con audífonos en los oídos, quizá porque nadie sospechaba que décadas después tal cosa sería posible. Sin caer en el cliché de que todo tiempo pasado fue mejor, sí es evidente y hasta un lugar común el hecho de que la vida actual es más ajetreada debido a la explosión demográfica en las ciudades. Mayor población significa ciudades más grandes con distancias más largas a recorrer, lo cual conlleva a un mayor hastío al transitar por el medio de transporte que sea.
Mientras en las comunidades rurales y en los pueblos pequeños la gente se conoce (y eso no siempre es bueno), en las ciudades pasa lo contrario: multitudes de desconocidos que muchas veces no hablan ni con su vecino (y eso no siempre es malo). Todo lo anterior viene a desembocar en un estado de aislamiento colectivo en el que, en muchos casos, las relaciones interpersonales se reducen a un escaso círculo de amigos, los parientes más cercanos y la pareja (si es que se tiene tiempo para tener una). Este aislamiento es la principal causa de que en las sociedades urbanas la dependencia hacia los afiches tecnológicos sea mayor.
Hace años escuché una nota curiosa en un programa de esos que hablan de lo insólito y absurdo: una pareja alemana llegó al extremo de estar en la misma habitación y comunicarse sólo por mensajes en el celular; no eran sordomudos ni tenían problema de salud alguno, sólo se hicieron adictos al celular. Otro ejemplo de la computarización de la vida cotidiana es el de un restaurante europeo en el que los comensales llegan a la mesa y en un monitor táctil seleccionan lo que ordenarán para en una especie de cajero electrónico depositar el importe por el consumo; al final, la comida baja y los trastes sucios son retirados por un complejo sistema de rieles que comunica a las mesas con la cocina. Una de dos: o la comida es demasiado buena como para no tener que reclamar al mesero o es tan mala que el personal prefiere no dar la cara al cliente.
Blogs, Myspaces, el Messenger abierto todo el día o hasta altas horas de la madrugada, personas que podemos pasar hasta ocho horas navegando en Internet o jugando, comunidades de cibernautas que nunca llegan a conocerse personalmente aún cuando vivan en la misma ciudad, celulares a los que nada más les falta la función de poder calentar un café con sólo sumergir el aparatado en la taza, aparatos reproductores de música de cada vez mayor capacidad y menor tamaño, alimentos que sólo son comestibles con el previo paso por el horno de microondas. Casos y ejemplos de nuestra dependencia hacia la tecnología hay demasiados. ¿Qué sigue? ¿La desaparición del papel moneda, niños tamagochi, eugenesia, esposas robot (existen la plastic dolls pero no cuentan)? Quizá sean preguntas tontas pero que no puedo dejar de hacerme mientras intento desenredar la maraña en la que suelen convertirse los audífonos de mi celular en el que, por cierto, traigo mis novecientas canciones favoritas (algunas de las cuales ni siquiera he escuchado).

25 de junio de 2008

Un excelente articulo

Gerónimo, el apache


"Estamos desapareciendo de la Tierra y, sin embargo, no creo que seamos inútiles, o Usen no nos habría creado".

INTRODUCCIÓN
Gerónimo forma parte de los jefes cuyos nombres simbolizan la resistencia india frente al naciente imperialismo norteamericano, pero su figura se ha visto envuelta en un halo de leyenda que ha distorsionado su verdadera imagen. Durante mucho tiempo fue considerado como un simple salvaje sanguinario, idealizado después como una especie de profeta indio.
Lo que sí nos consta como cierta es su resuelta independencia y su gran sentido de la economía de medios, que le dio buen resultado a la hora de mantener a su familia, de proveer a la banda mediante correrías o de organizar un provechoso comercio de recuerdos. Tenía una curiosidad intelectual muy viva y un pensamiento muy original. Era obstinado y práctico, despiadado con sus enemigos y amable y leal con sus amigos. El amor que sentía por su tierra montañosa fue una constante en su vida, junto con su profunda religiosidad, y cuando hacía una promesa, juramento y ceremonia incluidos, que para los blancos eran detalles poéticos, él mantenía su palabra.
EL OCASO DE UN PUEBLO
Al este de Norteamérica llegó un hombre alto, de cabellos rubios y ojos azules. Los indios creyeron que era el dios que cumplía una de sus profecías. Se llamaba Leif Erickson y pertenecía a la tribu de los vikingos. Ellos no se quedaron, marcharon a sus tierras de nuevo. Los indios esperaron largo tiempo y otros dioses blancos llegaron: los conquistadores revestidos de hierro y montados en grandes caballos, que traían una afición desmedida y malsana por el metal amarillo. Fue una verdadera invasión. Y como sólo hallaron cobre y mica, decidieron apropiarse de otras riquezas: las tierras.
Es a principios del siglo XVII, con la colonización francesa, cuando se perfila la ofensiva europea. En los primeros tiempos la situación es delicada para los colonos, sólo son un puñado ante 30.000 indios. Poco a poco avanzaron en un baño de sangre, pues para los puritanos los indios eran crueles salvajes bárbaros, hijos de Satán. En este contexto se sitúan las guerras contra los iroqueses y los hurones. Paradoja de la Historia: La Liga Iroquesa tenía un reglamento interno que constituyó, con pocos retoques, la primera constitución norteamericana.
He aquí uno de los primeros prejuicios: "los indios vivían en la Edad de Piedra". El argumento utilizado: "sus armas no tenían puntas de hierro". Juzgamos a los pueblos por su tecnología, sin tener en cuenta sus progresos en otras áreas del amplio espectro humano. Las tribus del sudoeste se componían de grandes constructores, como la civilización Hopewell o Cahokia, y su organización social era inmejorable. Hoy hablamos del ciclo natural, el reciclaje, el cuidado a nuestro planeta, y esto precisamente lo encontramos en las tribus indias. Los europeos se quedan impresionados por la sabiduría con que los indios cazaban, practicaban la agricultura o sacaban partido al medio que les rodeaba siguiendo un ciclo natural que no agredía a ese medio ambiente. Cada pueblo producía lo necesario para satisfacer sus necesidades, alimentos, abrigo y productos para el intercambio con las naciones vecinas. La condición era no generar diferencias excesivas entre los miembros de una comunidad, haciendo funcionar con generosidad el principio de redistribución.
En el siglo XVIII, la impaciencia de los colonos está en su punto culminante, pues las mejores tierras siguen en manos de los indios. En 1792, con la independencia norteamericana, el presidente George Washington decide enviar una misión de paz al valle de Ohio haciendo saber a los indios que la nueva nación desea llevarles la civilización y educar a sus hijos.

LA GUERRA
Tendríamos que volver a nacer para comprender el sentido natural de esta palabra, que no tiene nada que ver con los últimos 1500 años de guerras occidentales. ¿Qué honor hay cuando la guerra se convierte en una matanza? Para el indio hay más bravura en tocar que en matar a un enemigo.
Al levantarse, cuando el sol lucía y el tiempo era claro, el indio exclamaba: "¡Buen día para morir!" Quizá la enfermedad mayor del hombre blanco, junto con la hipocresía y la ambición, sea su miedo a la muerte, su sentir que la vida no tiene otro sentido ni otro destino que vivir, o más bien sobrevivir a costa de todo.
La resistencia india del Este juega sus últimas bazas con Tecumesh ("León de la Montaña"), jefe de los Shawnees de 1805 a 1811, que fue el más formidable enemigo que encontrarían los yanquis en la colonización, llamado el Napoleón de los indios, pues consiguió, en tiempos de guerra y en tiempos de paz, el arma más poderosa contra los blancos: la unidad. Ya no bastaba con bravos guerreros, hacía falta un hombre que pudiera enfrentarse con políticos y juristas en sus "contratos de compra". Con su muerte, el camino hacia el Oeste se abrió para Europa.
Quizá resulte ocioso continuar explicando la historia. Los hechos fueron repitiéndose siempre de la misma forma trágica. Siempre igual; tratados incumplidos, engaños, heroica resistencia y derrotas.
EL MITO APACHE
Gerónimo era de la tribu apache de los chiricahuas. Los apaches eran un pueblo especialmente feroz, maestros en el arte de la guerrilla. Eso hizo que sus tierras fueran respetadas largo tiempo por los colonos, pero pronto las continuas riadas de inmigrantes de todos los países de Europa hicieron que no hubiera otras tierras que ocupar más que las de los apaches. Al principio éstos no se mostraron demasiado hostiles, pero con el asesinato del jefe Mangas Coloradas se desencadenó una guerra que se convertiría en la pesadilla de los ejércitos norteamericano y mejicano. Es la guerra de las praderas y Sierra Madre, que, dicen, pertenece más al mito que a la historia.
El 5 de septiembre de 1886, desde Fort Bowie en Arizona, una noticia cruzó como un rayo la nación norteamericana:
¡Gerónimo ha sido capturado!
16 guerreros, 14 mujeres y 6 niños se rindieron al general Nelson Miles. Se habían necesitado 5.000 hombres para su captura, 6 generales y una red de puestos para transmitir los mensajes y falsas promesas.
¿Quién era Gerónimo?
EL GUERRERO Y EL CHAMÁN
Nació en 1823, 0 1829, no se sabe con seguridad, y se le llamó "Goyakla" (el que bosteza). Cuando creció, su madre le enseñó las leyendas de su pueblo, y su padre las hazañas de los guerreros y el sendero de la lucha.
A los 5 ó 6 años empezó a trabajar en el poblado: cuidar de los caballos, recoger bayas y nueces, plantar el maíz, el tiro al arco... Alrededor de los 14 años pasaban por los ritos de iniciación. Para las chicas era una ceremonia entrañable que duraba toda una noche de danzas (la danza de los espíritus de la montaña). La última conocida fue la ceremonia para la nieta de Gerónimo, donde los indios se las arreglaron para hacer el ritual a escondidas de curiosos y periodistas, por lo que sólo conocemos las formas, los vestidos, pero no la esencia. Los chicos se convertían en "el que va a capturar un caballo". Pasados los ritos de purificación, abandonaban el poblado antes de que el sol calentara la pradera. Las manadas estaban lejos, caminaban días sin parar y sólo bebían agua en el río. Cuando divisaban la manada, escogían un potro y se acercaban. Entonces los caballos echaban a correr en estampida. Pero tras varios intentos alguno acaba por apartarse de la manada, y ya solitario, sigue huyendo algún tiempo, pero la resistencia del caballo sin comer ni dormir es menor que la del ser humano. Al tercer día, hambriento, el indio consigue que coma de su mano, se deje acariciar, y salta varias veces por encima de su lomo, de un lado a otro, sin montarlo. Así consigue que el caballo lo acepte como jinete.
Gerónimo acababa de iniciarse en la caza cuando murió su padre. Así que fue admitido en el consejo de guerreros a la edad precoz de 17 años, como Hijo del Agua, aprendiz de guerrero. Y se enamoró. Ella se llamaba Alope.
Pero en el verano de 1858, un día en que los guerreros estaban fuera del campamento, los mejicanos exterminaron a mujeres y niños. Gerónimo perdió allí a su mujer y sus hijos. Mangas Coloradas era el jefe de los apaches bedonkohoes. Reunidos en consejo, vieron que nada podían hacer frente a los mejicanos, y partieron esa noche en silencio. Gerónimo quemó todas las pertenencias de Alope, su tipi, y juró vengar a los apaches.
Mediante esa experiencia, Gerónimo recibió, al parecer, un don del Poder que iba a tener un papel importante el resto de su vida. Él describe la aparición de un oso gris de pelos de puntas blancas, que le aseguró que ningún arma de fuego podría jamás matarle y que sus flechas serían guiadas.
Empezaron a vivir en un estado de asedio y de incursiones a Méjico. Sin embargo, en el primer contacto con el gobierno de los EEUU, se sembró la semilla de la madeja enmarañada de las futuras relaciones.
Una de los mayores afrentas a los indios se debió a la crueldad y estupidez de los soldados. Mangas Coloradas, jefe reconocido por todos los apaches, fue al encuentro de los blancos en son de paz, y no sólo lo atacaron, sino que lo ataron, azotaron y asesinaron cuando supuestamente trataba de escapar (1863). El sentido del honor y el orgullo se alzó en Cochise y Gerónimo, y ya no negociaron más. Gerónimo estuvo íntimamente ligado a Cochise y luego a sus hijos Taza y Naiche, a quien él siempre respetó.
RESERVAS Y LIBERTAD
En 1871 llega el general Crook. Washington decide que algo hay que hacer con esos indios hostiles, y les ofrece un lugar, una reserva y medios de subsistencia. Pero esa no era vida para los indios acostumbrados al aire libre de la Sierra.
Entre 1877 y 1886 la frontera entre los EEUU y Méjico fue asolada por dos pequeñas bandas de indios apaches, liderados por los jefes Victorio y Gerónimo, que mantuvieron en jaque a las tropas federales durante casi 10 años.
El 2 de septiembre de 1877, 300 mimbreños apaches se escaparon de la reserva de San Carlos, en el sur de Arizona, y siguieron a Victorio hacia las montañas del norte. Aunque la mayoría de ellos se rendiría tan sólo un mes después, Victorio y otros 80 guerreros consiguieron eludir la persecución del ejército hasta el otoño de 1882, cuando 350 soldados mejicanos les derrotaron en la batalla de Tres Castillos. Aunque Victorio y la mayoría de sus hombres perecieron, la resistencia apache no había terminado.
La vida de Gerónimo se centró en Sierra Madre después de su fuga, la tercera, de San Carlos en 1881, y allí se reunieron las bandas de Juh, Nana, Chiricahuas, Nednais y Bedonkohones. En un sólo campamento hubo el mayor número de apaches reunidos desde hacía muchos años, con guerreros expertos.
La cooperación entre ejércitos de ambos países obligó a Gerónimo a volver a la reserva. El general Crook enroló exploradores apaches en su persecución y consiguió que Gerónimo se rindiera, pero éste no regresó a la reserva como pueblo derrotado, sino que llevó consigo pertenencias y ganado. Gerónimo no duró mucho en la reserva. Al año siguiente, en 1885, volvió a marchar a la montaña con 150 seguidores.
LOS ÚLTIMOS AÑOS
La historia se repite para Gerónimo: corre, acosa, lucha, se oculta, luego acosa de nuevo, pero ni una sola vez en toda su trayectoria violó su "salvaje" código de honor. Gerónimo pidió la paz, parlamentó con Crook; sólo quería que su pueblo fuera gobernado por un hombre justo. Crook no le creyó.
La última huida de Gerónimo no fue masiva. Los soldados le convencieron de que lo querían ahorcar, y se escapó (quinta fuga), mientras era trasladado a un fuerte militar, con 24 indios apaches. La leyenda se completó, eludió al ejército durante más de 5 meses con 5.000 soldados asignados a su persecución.
El gobierno de los EEUU destituyó a Crook y llegó el general Miles. Durante estos meses las persecuciones fueron muy difíciles, pues el ejército no estaba acostumbrado a tener un enemigo tan poco numeroso. El teniente Gatewood, un hombre íntegro que conocía la lengua apache, consiguió hacer abandonar la senda de la guerra a Gerónimo.
Gerónimo quería regresar y tener una tierra para él y su tribu. Miles tenía orden de llevarlos a Florida. El tratado lo sellaron con una piedra. Duraría hasta que la piedra se hiciera polvo.
Miles redactó un informe para contentar a los burócratas. E incluso quiso sacarlos a escondidas antes de que llegara una orden contraria de Washington y no pudiera cumplir su palabra. No tuvo suerte, las distintas bandas de indios se encaminaban a 27 años de cautiverio. Los exploradores del ejército acabaron su misión: ya no quedaban indios en libertad.
Los subieron al tren. Hacinados, no soportaban el hedor, ni el ruido, y empezaron los primeros brotes de tuberculosis. La mortalidad era exagerada, 5 de cada 6. ¿La humedad de Florida? ¿La nostalgia? Parecía la extinción de una raza. Los burócratas especulaban sobre degeneraciones físicas, por lo que les prohibieron danzar en invierno (a un pueblo que siempre había vivido en la nieve). Gerónimo dijo:
Estamos desapareciendo de la Tierra, y sin embargo no creo que seamos inútiles, o Usen no nos habría creado.
Gerónimo reconoció la importancia de adquirir los conocimientos del hombre blanco, y fue un partidario entusiasta de las escuelas.
Durante los años de Fort Still, Gerónimo se convirtió en un bien comercial, un objeto de exposición para asegurarse el éxito de cualquier celebración. Era cortés, dueño de sí mismo, alerta y amable, y observaba y aprendía con fresca curiosidad y mente despierta. Pedía siempre el regreso a su patria natal. Era un hombre de una pieza, una personalidad sin fisuras a pesar de haber perdido a toda su familia, hijos, nietos, mujer...
En la vejez, la más persistente de las contaminaciones traídas por los blancos, el alcohol, lo llevaría a la muerte. El 15 de febrero de 1909 lo hallaron en el agua, borracho. Cogió una pulmonía. Su fuerte espíritu luchó contra la muerte y en la noche del 17 de febrero se rindió.
Naiche, alto, erguido, al pie de su tumba, hizo un discurso breve pero impresionante en lengua apache, recordando episodios de guerra. Hoy hay un solemne monumento de piedra coronado por un águila en el lugar.
En 1911 muere de tuberculosis la última descendiente de Gerónimo y los apaches.
Sara Ortiz Rous
http://www.revistaesfinge.com/
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16 de junio de 2008

El Crisantemo Cielo de Enrique Carlos

En estos días en los que el poeta cada vez le tiene más fobia a los llamados lugares comunes, en que parece estar peleado con algo tan humano como el amor y lo que éste implica, se presenta a mi vista un libro que desde el título me resulta intrigante. Crisantemo cielo, primer libro de Enrique Carlos y editado por CONACULTA y la Secretaría de Cultura del Gobierno de Jalisco, es esa flor, alma que se deshoja para mostrarnos lo más esencial: el poeta que ama con el pecho hinchado y al final, sólo le quedan la nostalgia, el dolor y el vértigo, materias primas con que Enrique Carlos teje su poesía.
El crisantemo, flor de origen asiático que simboliza la longevidad y que en occidente es utilizado en ofrendas florales de día de muertos. Así son estos poemas, dolores que no mueren, decepciones longevas, ofrendas a quien se va dejando en los labios un cierto gusto a muerte. El crisantemo, flor que se abre y se deshoja, poeta que se abre el pecho arrojando al cielo un canto que pinta de azul la tarde.
Debo admitir que en cuanto leí el título de este libro, no soporté la tentación de encontrarle un sentido racional, no lo logré. Y es que a medida que leía los poemas aquí vertidos, pude percatarme de cómo el autor juega con el idioma hasta hacerlo de su propiedad y nadar en este mar como cualquier otro pez. Ejemplos de esto se pueden mencionar varios, pero llama mi atención particularmente un término acuñado por el autor: tristura, neologismo que designa aquella tristeza sombría y nostálgica del amoroso. Así pues, en el título de este libro, la palabra “crisantemo” no juega el papel de sustantivo, sino que es una forma de adjetivar al cielo entendiendo por crisantemo lo sombrío, triste, nostálgico y desolado; y de esta manera Enrique Carlos nos pinta el cielo en sus poemas.
Siempre he sido partidario de separar a la obra del autor, pero en este caso hago la concesión ya que en Crisantemo Cielo el lector se topará con un poeta que ha trabajado sobre su escritura a fin de lograr el resultado que encontramos en este libro, todo esto sin perder la jovialidad de sus 20 años. Hay en estos poemas una voz madura pero con la suficiente sinceridad para no ocultar la herida que no cierra. O quizá no sea su juventud la causa de tal honestidad al escribir; si esto fuera una mesa de café, le preguntaría al autor si su condición de bluesman tiene algo que ver con su registro poético (razón por la cual puedo considerar a Enrique Carlos correligionario de quien esto escribe).
En el blues, el dolor está tan metido en la carne, que se vuelve un estado natural; con la poesía de Enrique Carlos sucede algo parecido: le herida siempre viva, la desolación, o como el propio Enrique dice
la sensación de algo trepando por el cuerpo
de ver llover sin mojarse las entrañas
(hay cosas que prefieren arder)
Traigo a colación el tema del blues por dos razones: por un lado, el manejo del ritmo en algunos de los poemas aquí reunidos, son de una musicalidad y una cadencia tales, que de inmediato me remiten a la circularidad de un riff de blues. Por otro lado, las atmósferas planteadas en los poemas de este libro evocan la sombría, apasionada, catártica y humana pureza del blues. Como muestra de ello y como mejor manera de cerrar este comentario, el que desde mi perspectiva, es el poema central de este volumen:
hundido estoy hasta lo alto
pétalos demacrados de un crisantemo cielo
sumergido estoy sumergido solo

mucha guerra y pocos miembros
que perder
ahogado estoy
con dos golondrinas muertas en los párpados

hay un cuerpo tuyo que no descifro todavía
hay un sentido que no comprendo

nunca te lo dije pero era lindo
cuando te arrancabas los brazos
en un intento desesperado por acompañarme
en mi tormento

29 de mayo de 2008

Inspección de rutina

Copándaro siempre ha sido un lugar seguro, un pueblo tranquilo de esos donde la gente se conoce entre sí y sabemos de qué pie cojea cada quien. Al menos así había sido hasta hace poco. En el transcurso del último año y como en casi todo el país, un grupo paramilitar, con tal de mantener el control de la actividad ilícita en la zona, que básicamente está constituida por narco menudeo y tráfico de indocumentados, ha asolado a la región a fin de intimidar a quienes no trabajan para ellos. Como conscuencia de esto, últimamente la presencia del ejército ha ido en aumento siendo constantes los retenes y cateos en toda la región de la cuenca del Lago de Cuitzeo que comprende los municipios de Cuitzeo, Huanadacareo, Chucándiro y Copándaro, con sus respectivas localidades.
Así, el sábado 24 de mayo, a las 9 de la mañana, cuando me disponía a llevar mi mujer a su trabajo, tocaron la puerta, salgo y me encuentro como con veinte soldados que habían estacionado su camión frente a mi casa. Después de las presentaciones, me preguntaron si en casa había armas de fuego o drogas, Era obvio que respondiera que no, con la esperanza de que no entraran pero de nada me valió, pidieron mi autorización para entrara a hacer una inspección de rutina y a los diez minutos salieron con sus hallazgos: un fusil mausser que yo tenía en mi recámara y una escopeta recortada que mi padre tenía en la suya. Debo decir que no sé de armas ni soy tan aficionado a ellas pero ese mausser tenía un valor sentimental por haber sido regalo de mi padre.
El punto de esto no es si se llevaron dos de nuestras pertenencias, el punto es que, si no entran los ladrones a robar, si no entran los de este grupo a esconderse (ya lo han hecho en otros lugares y cuando los de la casa se resisten son asesinados) van a entrar los soldados sin orden de cateo ni documento alguno que avale sus actividades y se llevarán lo que según ellos sea ilegal. Entraron a mi casa, a mi cuarto, abrieron el cajón de la ropa interior de mi mujer, el armario de mis padres, los cajones de mi escritorio y revisaron los zapatos de mi hermano para buscar armas o drogas. Pude resistirme pero, qué habría pasado: me habrían arrestado y en mi expediente ya habría antecedentes penales, hubiera tenido que pagar la multa y hacerle pasar un pésimo trago a mi mujer.
Cierto, ellos hacen su chamba pero a causa de las corruptelas en este país, ahora los ciudadanos comunes debemos pagar con privacidad el precio de la seguridad. Como diría Héctor Suárez: "¿Qué nos pasa?".

27 de mayo de 2008

Ya tengo compu otra vez, se siente chido.

Para celebrar tal acontecimiento, comparto con vos este fragmento de El capitán salió a comer y los marineros han tomado el barco, de maese Charles Bukowski.

Subí y me senté delante del ordenador. Es mi nuevo consolador. Mi escritura se ha duplicado en potencia y rendimiento desde que lo tengo. Es una cosa mágica. Me siento delante de él como la mayoría de la gente se sienta delante del televisor.
“No es más que una máquina de escribir glorificada”, me dijo una vez mi yerno.
Pero él no es escritor. No sabe lo que es que las palabras le hinquen el diente al espacio, y se encienda; que los pensamientos que te pasan por la cabeza se puedan convertir inmediatamente en palabras, que a su vez desencadenan más pensamientos, seguidos de más palabras. Con una máquina de escribir es como andar atravesando fango. Con un ordenador, es como patinar sobre hielo. Es un estallido de fuego. Claro que si no tienes nada dentro, da igual. Y luego está el trabajo de limpieza, correcciones. Qué demonios, yo antes tenía que escribirlo todo dos veces. La primera vez para ponerlo en el papel, y la segunda para corregir los errores y las meteduras de pata. Pero de esta manera se convierte en una sola carrera, llena de diversión, de gloria y de escapatoria.
Me pregunto cuál será el siguiente paso después del ordenador. Probablemente nos limitaremos a ponernos los dedos en las sienes y saldrá una masa perfecta de palabras. Por supuesto, habrá que llenar el depósito antes de arrancar, pero siempre habrá unos cuantos afortunados que lo puedan hacer. O eso esperamos.

21 de mayo de 2008

¡Bravo por el barrio!

Antes que otra cosa suceda, debo aclarar que no soy asiduo visitante de los museos, de hecho, mis incursiones a estos lugares son como mis idas a misa: por compromiso, sin querer queriendo, o ya de plano cuando las garrapatas de la conciencia me taladran los oídos. En el caso de Tepito ¡Bravo el barrio!, de Francisco Mata Rosas, fui un poco por morbo y un mucho por mi proclividad hacia la cultura popular.
Puede que antes de entrar, uno tenga la idea de que verá la versión fotográfica de Perfume de violetas o Amores perros o cualquiera de esas películas que con dramatismo sensacionalista (perdón por la tautología implícita) pintan al Distrito Federal como un Sodoma y Gomorra donde las niñas son violadas, los adultos asesinados y los jóvenes son devorados por la inmundicia de la sociedad y la indiferencia del Sistema. Nada más equivocado, quien quiera ver eso, que sintonice Hechos.
Tepito, microcosmos capitalino donde las copias de respaldo (no me gusta decir “piratería”) y algunas mafias han fincado su centro de operaciones; Tepito, llamado “Barrio Bravo” por ser la cuna de excelentes boxeadores; Tepito, nombre que sus oriundos dicen con orgullo, no es ese infierno dentro del caos que desde la ingenua Provincia de supone en la capital del país. Entrar a la exposición de Mata Rosas u hojear el libro que recopiló dicho material, es llegar a una sala llena de rostros comunes, caminar por esta exposición es deambular no entre personajes, sino entre personas que viven y conviven en la entraña de un barrio complejo y, por ende, polémico.
Mata Rosas, durante dos años, instaló un estudio portátil a manera de “puesto de fotografía”; ahí se dedicó a fotografiar a todo aquel que pasaba por enfrente y accedía a ser retratado. Al final de esos dos años, el autor llegó a contar con un archivo de seiscientas fotografías en las que aparecen casi setecientos tepiteños. De ahí, a la selección y edición de las fotografías, el resultado: sesenta fotografías en las que las personas aparecen sobre un fondo blanco, algunas posando, otras con una franca sonrisa y otras con la seriedad del nerviosismo pero todas, todas mirando a la cámara; y junto a cada fotografía, el nombre, edad y ocupación (o desocupación) de cada quien.
Con este procedimiento, Francisco Mata consiguió dos cosas: por un lado, mostrarnos al tepiteño normal, al que ni es narcomenudista, ni traficante de armas, ni líder charro del comercio ambulante; personas normales en las que, por mirar a la cámara, el espectador puede verse a sí mismo como en un espejo, vaya, el espectador viéndose en el otro sin que ninguno de los dos pierda su alteridad. Por otro lado, Mata Rosas, al poner fondo blanco detrás de las personas, consiguió descontextualizar al grado de que perfectamente podrían insertarse en otras realidades y escenarios sin que suceda mayor cosa. Pero dado que especifica el nombre y datos generales de los “modelos”, se evita que sean piezas intercambiables. Vaya, para no dar más vueltas sobre el mismo asunto: chambelanes, franeleros, hojalateros, licuaderas, deportistas, gay y estudiantes hay en todo el país, pero Mata Rosas nos muestra a los de Tepito, personas que día a día viven una vida normal pese a las aristas que su entorno geográfico y social presentan, gente que trabaja, come, ríe y camina sabiendo que todos los días hay que rifársela para vivir. Tepito, barrio bravo; Tepito, ¡Bravo el barrio!; Tepito, ¡bravo por el barrio!

30 de abril de 2008

Mamá, papá: soy emo.

Todo mundo los critica pero nadie los entiende, todos los agraden pero nadie les pregunta qué sienten. Así son los emos. Con el color negro y los tonos pastel para representar la dualidad sexual; el cabello de lado y cubriéndoles un ojo para ocultar su lado más débil y el delineado de ojos para evidenciar su desencanto (cosmetología psicológica); con los pantalones entubados sólo por tendencia punk (tranquilos, no los estoy analogando) y ese pesado manto de depresión que les inclina la cabeza y les encorva la espalda. Los emos, la especie de ganado humanar de más reciente aparición, han causado polémica siendo objeto de agresiones por parte de otros animales más ignorantes que ellos; es por eso que, conscientes de lo difícil que debe de ser lidiar con ello, he aquí la Breve Guía para Padres de Niños Emo.
1. Señora, señor, si su hijo o hija concuerdan con la descripción hecha más arriba, si sus vástagos han optado por utilizar las playeras de sus hermanitas, sentimos decirle que tenga la suficiente fuerza para afrontarlo: si hijo, otrora niño feliz; su hijita, quien antaño jugaba a ser princesa de Disney, es emo.
2. Antes que nada, debemos decirle que no se preocupe: los emos no siguen pensamiento político alguno, no son de izquierda o derecha así que nunca saldrán lesionados por jugar a los scouts en campamento guerrillero alguno.
3. Se ha mencionado que los emos son suicidas y bisexuales. Mamá, papá, si esto es cierto, tenemos serios problemas, ¿cuántos emos hay en el país? Estaríamos hablando de que nuestras ciudades corren el riesgo de desaparecer pues por los suicidios y la bisexualidad los índices de natalidad caerían en un alarmante déficit habiendo muy pocas vías de reproducción. Ergo, como sociedad tenemos la fuerte problemática de la depresión y las desviaciones sexuales juveniles.
Pero esa es la cara emo de la moneda ya que, siendo realistas, si los emos fueran en verdad suicidas, ya se habrían extinguido y si todos fueran bisexuales o gays, no lo proclamarían así de fácil sabiendo lo conservadora que es aun nuestra sociedad.
4. Señores padres de familia, entendemos que estén consternados y muy molestos. No regañe a su vástago, recuerde que los emos son emocionales y eso puede hundirlo más en la depresión. Ante usted está un ser sensible y puede que si ve una mala cara de su parte, se traume aún más. Además, no le dé el gusto de maltratarlo, eso lo hará feliz, mejor trátelos con cariño y respeto, quien quita y con eso se sienta más castigado.
5. Si bien su hijo (a) no se suicidará, eso no le exenta a usted de sufrir sustos y dolores de cabeza dada la proclividad emo a decorar su cuerpo con barroquísimas fisuras en brazos y muñecas. Para aminorar esta problemática, esconda cuchillos, navajas, rastrillos, vidrios y galletas marías. Regálele a su vástago un plumón rojo para que se entretenga mientras supera el trance, no sea que en una de malas se le pase la mano.
6. Los emos se quejan de que nadie se detiene a preguntar el origen se su tendencia –ya habrá escuchado a su púber engendro­– pero usted tranquilo, no pierda la paciencia, no le está preguntando cómo se hacen los bebés. Ese argumento emo no es tan fuerte puesto que ni ellos saben de dónde surge la tendencia a la que fielmente se han alienado.
Al hablar de los emos, estamos hablando de un grupo sin argumentos ni mayor justificación que la de sufrir en grupo, son una moda sin rumbo. Se trata de adolescentes que, al no tener la suficiente atención de sus padres, han perdido la confianza en los valores que primordialmente se adquieren en el hogar. Los emos, a final de cuentas, no son más que los desheredados de la sociedad, jóvenes sin cultura, pasado, identidad propia ni raíces; esto provoca su alienación a la primera idiotez que les resulta atractiva. Papá, mamá, se merecen una patada en el culo por ello.
7. Como última recomendación: si usted tiene dinero, asígnele un guardaespaldas a su hijo pues no importa si lo atacan, es tan “nena” que jamás se defenderá de los ataques de que los emos son objeto.
Pero tranquilos papás, su progenie no serán emos por siempre, se apartarán de ello cuando se enfrenten al mundo real: el trabajo, las responsabilidades; cuando su mente se ocupe en otras cosas y no en tarugadas.

23 de abril de 2008

Santana: la súper naturaleza


A sesenta años de su nacimiento y más de cuarenta de la formación de la primigenia Santana Blues Band, el legado de Carlos Santana (Autlán de La Grana, Jal., 1947) lo coloca como uno de los mejores guitarristas del mundo. Junto a figuras legendarias como Steavie Ray Vaughan, Jimi Hendrix, B.B. King y Eric Clapton, Santana es de los músicos que han sabido dar a la guitarra esa voz que deviene en un estilo inconfundible.

Inicia el camino: no one to depend on.
En Tijuana, Santana ya había adquirido las bases del blues y el R&B escuchando a B.B. King y Bobby Parker y tocando junto a quien bien puede ser considerado uno de los pilares del rock mexicano: Javier Bátiz en cuya banda, Los TJ’s, Santana empezó como bajista para más tarde iniciarse en la guitarra.
Al ser Tijuana el patio de juegos y burdel de los Estados Unidos, esa ciudad era la mejor escuela para asimilar la esencia de la voluptuosidad en la música negra. Ganándose la vida como músico callejero de día y tocando en bares de mala muerte por la noche, la naturaleza exuberante en el estilo de Santana despertó. Al hacer acompañamientos para las rutinas de strip tease, aprendió a propiciar atmósferas cargadas de sensualidad y concupiscencia.
En esa Tijuana donde pululaban putas, padrotes, dealers, polleros y cualquier clase de viciosos entregados al desmadre, el entonces adolescente Santana aprendió a sortear los peligros de la calle. Era cuestión de tiempo para que, tocando en bares de desnudistas, Santana adquiriera lo que bien pueden ser las tres principales características de blues: sensualidad, sordidez atmosférica y las infinitas posibilidades de improvisación.
Durante la segunda mitad de la década de los 60, San Francisco era la capital hippie de Estados Unidos; ahí convergían diversas tendencias que los entonces jóvenes utilizaban como ruta de escape del Sueño Americano y el american way of life. La búsqueda espiritual en cultos orientales, el uso de drogas psicodélicas, el nuevo auge del blues, las nuevas tendencias jazzísticas y el interés en la música afroantillana, configuraron una amalgama que vendría a enriquecer el panorama artístico de Estados Unidos. Habían quedado atrás los “rebeldes sin causa” de la década anterior, era la época de repudio a la Guerra de Vietnam y las políticas de Nixon, el flower power, la lucha por los derechos de los negros frente a la histórica segregación racial, el apogeo de las luchas feministas y una contracultura (herencia directa de la generación beat) que emergía cada vez con más fuerza.
En cuanto al rock, eran populares los concursos de bandas en los que, según declaraciones posteriores del mismo Santana, si había mil bandas participantes, quinientas querían sonar como The Beatles y las otras quinientas como The Rolling Stones. En ese contexto fue que Santana decidió experimentar, pues a medida que se alejaba del blues como parte de su crecimiento musical, más se acercaba a las nuevas tendencias. En medio de esa experimentación, notó que cuando tocaban rock acompañados de percusiones, las mujeres bailaban diferente: ya no atrapaban mariposas, hacían del baile la expresión vertical de un deseo horizontal; así fue como se formó la primera Santana Blues Band, cuyo nombre había nacido más por necesidad de llamarse de alguna forma que por la unidad del grupo o el género en el que se enfocaran más. Ya para su primer disco (Santana, 1969), el grupo quedó como a la fecha se sigue llamando, aunque en realidad de esa banda, como ha sucedido con otros artistas, Santana es el único que queda pues la lista de músicos que han pasado por ahí es de alrededor de cincuenta, sin contar las colaboraciones especiales.
Fue así como, fusionando el rock con el blues, el jazz y la música afroantillana, Santana inauguró un nuevo estilo de hacer música, un rock más universal y cuyo compromiso es nada más con la música y lo que ésta tiene qué decir.

Triada surgida de la revelación. Everything’s coming our way.
Después de su debut en el Filmore West de Los Ángeles y colocarse entre los favoritos de la audiencia y el dueño del prestigiado foro, Bill Graham, la Santana Blues Band iba en un notorio crecimiento musical. Se trataba de un rock todavía muy impregnado de la identidad negra que Santana había adoptado como estilo musical. En este ascenso estaban cuando la fatalidad se presentó: al realizarse unos estudios médicos, se reveló que Santana tenía tuberculosis.
Llevaba tres meses hospitalizado cuando, durante la visita de unos amigos y en plena experiencia lisérgica, Santana tuvo una revelación: de quedarse en ese lugar pronto moriría. Movido por la determinación que da el miedo, se fugó del hospital para refugiarse en casa de unas amistades; ahí no sólo recuperó la salud física, también su genio creativo se vio renovado pues la música que haría a partir de ese momento sería cualitativamente superior.
Después de la convalecencia empezó a voltear hacia otros lados: por una parte, el rock psicodélico cuyo mayor exponente era The Greatful Death; por el otro, el jazz contemporáneo que en contraste con la música afrocubana, vendrían a configurar lo que Santana sería a partir de entonces.
En 1969 Santana lanzaba su primer disco con nombre homónimo. Se trataba de una banda que, aunque hacía rock psicodélico, no había caído en el letargo y oscurantismo en que muchos grupos ya se habían sumergido; este rock era más tendiente un eclecticismo que vendría a desembocar en ese sonido tribal, sensual y con una precisión rítmica que lo hacían imponente sin caer en el estruendo.
Con Santana se abría un nuevo camino para el rock y parte fundamental en esta apertura fueron el baterista Mike Shrieve, el timbalero y conguero Chepito Areas y el percusionista Mike Caravello. Estos tres, más la precisión del bajista con tendencias jazzísticas Dave Brown y el organista y pianista de marcada herencia negra, Gregg Rollie, dieron origen a un sonido inconfundible. Santana aportó a la música tres piezas clave en la historia del rock: Evil aways, Jingo y la pieza con que Santana encendió el fuego del Festival de Woodstock: Soul Sacrifice, toda una jam session que sigue siendo considerada uno de los momentos de clímax en dicho festival.
Al disco debut le siguieron dos con los que se conformó la triada básica en la discografía del jalisciense: Abraxas y Santana III. No es necesario hacer mención del éxito comercial de Abraxas, baste decir que Santana tuvo el gran acierto de ser un poco más mesurado. Tras el frenesí causado en Woodstock y el monstruo comercial que era Santana, el segundo disco debía ser diferente, menos tribal sin que por ello se perdiera la esencia del grupo. Al hablar de Abraxas, estamos hablando de un disco que por su perfección técnica y musical es de las glorias musicales de la época (1970).
En Abraxas, Santana hizo un collage de sonidos: desde un rock de sonido pesado y agresivo como lo es Hope you’re feeling better, pasando por la sugerente e hipnótica sensualidad de Black magic woman/Gypsy queen hasta cortes más jazzísticos como Singing winds, crying beasts. Ésto, más el éxito de Oye como va y Samba pa ti, hace de este disco una obra maestra y un disco fundamental en la discografía del rock.
Con el tercer disco, al que sólo se le agregó el tres romano, se vino a completar la trilogía básica de Santana. En Santana III, apenas superior en calidad a Santana y sólo un poco por debajo de la perfección lograda en Abraxas, encontramos un sonido más puro, más maduro en el sentido de que ya no se dan tanto esos arrebatos de psicodelia. Para Santana III, los solos improvisados en el estudio ya quedaron atrás. Este disco es un paseo por lo que Santana es, cada canción marca la ruta para el siguiente corte. El disco se abre con Batuka que conserva resabios del primer disco del guitarrista; No one to depend on y Taboo, sólo preparan la atmósfera para llegar a una de las cumbres del disco: Toussaint L'Overture, toda una jam session que hace una pausa en Guajira para culminar en Jungle strut. Pero Guajira no es una pieza suelta, su vuelta de tuerca llega en la cúspide del disco que, a manera de descenso de telón deja al escucha en el clímax del disco: Para los rumberos, original de Tito Puente y que viene a cerrar el ciclo que se abre con Batuka.
Así, de canción a canción, nos podemos dar un paseo por todo lo que Santana era en ese momento y lo que llegaría a ser: rumbero, bluesman, jazzista, rockero y, sobretodo, un músico que nunca ha tenido miedo a experimentar con la música y la gamma de sonidos que se pueden presentar al oído.

El Milagro: make somebody happy, make somebody strong.
Santana III es el cierre formal de la Era Woodstock del guitarrista dejando la puerta abierta para nuevo ciclo. Buscando un guía espiritual, a principios de los setenta, Carlos conoció al swami Sri Chinmoy quien al iniciarlo lo bautizó como Devadip (El Ojo de Dios).a medida que se adentraba en la espiritualidad, Santana se sumergía cada vez más en la exploración y experimentación de distintas vertientes musicales.
A lo largo de los 70, Santana abarcó un espectro musical más amplio. Discos como Love, devotion and surrender (con John McLaughlin), Caravansserai, Borboletta, Lotus y Welcome, son el reflejo de un Santana más interesado en el jazz, herencia de su ídolo John Coltrane. Shangó, Zebop y Marathon, presentan a un Santana más refinado, más cargado hacia el pop. Estas incursiones hicieron que los éxitos comerciales disminuyeran en contraposición al nivel musical que el guitarrista estaba logrando.
Durante esa década tenemos al Santana espiritual, de cabello corto y alejado de las drogas y que, si bien en los conciertos seguía tocando Black magic woman y Soul sacrifice, en el estudio se empeñaba en seguir con lo que los ejecutivos y productores llamaban “suicidios comerciales”. A inicios de los 80, el romance espiritual con su gurú terminó cuando éste manifestó su homofobia. En medio de una campaña de desprestigio emprendida por Sri Chinmoy en contra del guitarrista, Devadip murió para dar paso a un Carlos Santana que ahora sólo se entregaba a la música y a su familia.
Pero el desarrollo del músico no sólo fue musical; conscientes de que el éxito implica una responsabilidad social, Carlos y Devorah Santana se enfrascaron en una de las facetas más admirables del guitarrista: la lucha por el bienestar social de los más desprotegidos. Así, donando entradas de sus conciertos, haciendo presentaciones de beneficencia e invitando a otros músicos a participar en pro de los sectores más vulnerables de África y Latinoamérica, Santana ha sido incansable.
En 1987 Santana publicó su disco Blues for Salvador. Aunque el guitarrista declaró que el disco estaba inspirado en el mayor de sus hijos, quien lleva ese nombre, de inmediato se tomó como bandera para apoyar a El Salvador, país que en ese momento vivía un momento de gran inestabilidad política y social siendo, como siempre, los pobres los más afectados.
La labor social de Carlos y Devorah Santana tomó un cause más definido cuando, en 1998, se creó la Fundación Milagro. Tomando diez centavos de cada entrada de los conciertos, Milagro ha apoyado desde campañas contra la hambruna en África, hasta grupos de artistas jóvenes en San Francisco.

El fénix supernatural: put your lights on.
En 1999, tras casi veinte años de escasa trascendencia comercial, Santana quiso renovarse, llegar a las nuevas generaciones que muchas de las veces sólo conocían Samba pa’ ti, Jingo y Oye como va. Así, una vez que Clive Davis, productor de los míticos Santana, Abraxas y Santana III accediera a la invitación, guitarrista y productor pusieron manos a la obra. El resultado de esta labor: Supernatural.
Supernatural fue una bomba comercial puesto que Clive Davis buscó la participación de artistas más contemporáneos y más conocidos por el público juvenil; esto le valió once nominaciones la Grammy, de las cuales nueve resultaron efectivas. Supernatural es básicamente un disco de rock pop muy bien hecho, con una producción que no escatimó en creatividad. Desde Yaleo hasta la jam session que es The Calling, con La Mancha Blanca del Blues, Eric Clapton, pasando por las hip hoperas Do you like the way (con Lauren Hill) o bien por la meramente santanista El Farol, Supernatural fue la resurrección de un fénix que no estaba muerto, sólo dormido en espera de las nuevas generaciones.



8 de abril de 2008

Cambio de hilos (entrada intimista)

El domingo 6 de abril inicié una nueva etapa de mi vida. Inicié una vida en pareja con una mujer que ha hecho de mi vida una fiesta, que ha venido a ser lo más importante en mi vida. Una mujer con la que hemos decidido compartir el presente para construir un futuro.
Ahora, recién estrenado en la vida conyugal, por fin entiendo eso de ser el hombre más feliz del mundo; ahora, el porvenir ofrece un nuevo color.
Por fin, uno de mis sueños se ha realizado: estar con una mujer a la que amo y me ama y en la que cada día descubro algo nuevo. Gracias Alejandra!!!

2 de abril de 2008

"Yo tengo un sueño", Martin Luther King

Estoy feliz de unirme a ustedes hoy en lo que quedará en la historia como la mayor demostración por la libertad en la historia de nuestra nación.

Hace años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos paramos, firmó la Proclama de Emancipación. Este importante decreto se convirtió en un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros que fueron cocinados en las llamas de la injusticia. Llegó como un amanecer de alegría para terminar la larga noche del cautiverio.

Pero 100 años después, debemos enfrentar el hecho trágico de que el negro todavía no es libre. Cien años después, la vida del negro es todavía minada por los grilletes de la discriminación. Cien años después, el negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra.

Y así hemos venido aquí hoy para dramatizar una condición extrema. En un sentido llegamos a la capital de nuestra nación para cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y la Declaratoria de la Independencia, firmaban una promisoria nota de la que todo estadounidense sería el heredero. Esta nota era una promesa de que todos los hombres tendrían garantizados los derechos inalienables de "Vida, Libertad y la búsqueda de la Felicidad".

Es obvio hoy que Estados Unidos ha fallado en su promesa en lo que respecta a sus ciudadanos de color. En vez de honrar su obligación sagrada, Estados Unidos dio al negro un cheque sin valor que fue devuelto marcado "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el banco de la justicia está quebrado. Nos rehusamos a creer que no hay fondos en los grandes depósitos de oportunidad en esta nación. Entonces hemos venido a cobrar este cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la libertad y la seguridad de la justicia.


Sofocante verano del descontento

También vinimos a este punto para recordarle de Estados Unidos de la feroz urgencia del ahora. Este no es tiempo para entrar en el lujo del enfriamiento o para tomar la droga tranquilizadora del gradualismo. Ahora es el tiempo de elevarnos del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el iluminado camino de la justicia racial. Ahora es el tiempo de elevar nuestra nación de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la sólida roca de la hermandad. Ahora es el tiempo de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios.

Sería fatal para la nación el no percatar la urgencia del momento. Este sofocante verano del legítimo descontento del negro no terminará hasta que venga un otoño revitalizador de libertad e igualdad. 1963 no es un fin, sino un principio. Aquellos que piensan que el negro sólo necesita evacuar frustración y que ahora permanecerá contento, tendrán un rudo despertar si la nación regresa a su rutina habitual.

No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia.

Pero hay algo que debo decir a mi gente, que aguarda en el cálido umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar nuestro justo lugar no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en la violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas de la resistencia a la fuerza física con la fuerza del alma.

Esta nueva militancia maravillosa que ha abrazado a la comunidad negra no debe conducir a la desconfianza de los blancos, ya que muchos de nuestros hermanos blancos, como lo demuestra su presencia aquí hoy, se han dado cuenta de que su destino está atado a nuestro destino. Se han dado cuenta de que su libertad está ligada inextricablemente a nuestra libertad. No podemos caminar solos. Y a medida que caminemos, debemos hacernos la promesa de que marcharemos hacia el frente. No podemos volver atrás.


Pruebas y tribulaciones

Existen aquellos que preguntan a quienes apoyan la lucha por derechos civiles: "¿Cuándo quedarán satisfechos?" Nunca estaremos satisfechos en tanto el negro sea víctima de los inimaginables horrores de la brutalidad policial. Nunca estaremos satisfechos en tanto nuestros cuerpos, pesados con la fatiga del viaje, no puedan acceder a alojamiento en los moteles de las carreteras y los hoteles de las ciudades. No estaremos satisfechos en tanto la movilidad básica del negro sea de un gueto pequeño a uno más grande. Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea arrancado su ser y robada su dignidad por carteles que rezan: "Solamente para blancos". No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no tiene nada por qué votar. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un torrente.

No olvido que muchos de ustedes están aquí tras pasar por grandes pruebas y tribulaciones. Algunos de ustedes apenas salieron de celdas angostas. Algunos de ustedes llegaron desde zonas donde su búsqueda de libertad los ha dejado golpeados por las tormentas de la persecución y sacudidos por los vientos de la brutalidad policial. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen su trabajo con la fe de que el sufrimiento sin recompensa asegura la redención.

Vuelvan a Mississippi, vuelvan a Alabama, regresen a Georgia, a Louisiana, a las zonas pobres y guetos de las ciudades norteñas, con la sabiduría de que de alguna forma esta situación puede ser y será cambiada.

No nos deleitemos en el valle de la desesperación. Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño. Es un sueño arraigado profundamente en el sueño americano.


El sueño

Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales.

Yo tengo un sueño que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.

Yo tengo un sueño que un día incluso el estado de Mississippi, un estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será transformado en un oasis de libertad y justicia.

Yo tengo un sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día, allá en Alabama, con sus racistas despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la interposición y la anulación; un día allí mismo en Alabama pequeños niños negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada, y toda la carne la verá al unísono.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al sur. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza.

Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día seremos libres.

Este será el día, este será el día en que todos los niños de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Mi país, dulce tierra de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad". Y si Estados Unidos va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse en realidad.

Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres de Nueva Hampshire. Dejen resonar la libertad desde las grandes montañas de Nueva York. Dejen resonar la libertad desde los Alleghenies de Pennsylvania! Dejen resonar la libertad desde los picos nevados de Colorado. Dejen resonar la libertad desde los curvados picos de California. Dejen resonar la libertad desde las montañas de piedra de Georgia. Dejen resonar la libertad de la montaña Lookout de Tennessee. Dejen resonar la libertad desde cada colina y cada topera de Mississippi, desde cada ladera, dejen resonar la libertad!

Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar las palabras de un viejo spiritual negro: "¡Por fin somos libres! ¡Por fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!"


El 28 de agosto de 1963, Washington D.C.

27 de marzo de 2008

¡Sangre! ¡Sangre!

Es bastante común que en las comunidades virtuales y en los blogs, de repente se susciten controversias por tal o cual tema o comentario. Siempre habrá quien esté o no de acuerdo, siempre habrá quien lo agradezca o se ofenda, dependiendo siempre del tono del comentario y el grado de vulnerabilidad de la persona.
Hace tiempo, en Altaller, un fulano presentó un poema, déjeme decirlo, HORRENDO; tratábase del peor poema que he leído en meses. De repente, y después de la tunda que se le había dado por tal aberración, su novia, esposa o lo que sea, con todo y barriga de meses, se levantó y enfurecida dijo: si se olvidan del ritmo, la métrica, las cacofonías y los lugares comunes, verán que es un buen poema y que es una propuesta interesante. Nadie se rió pero mentalmente todos los presentes tradujimos el comentario a: ¡déjenlo, está bien guapo!
La cosa es que en un blog, cuando el autor es molestado por detractores o críticos, nunca falta la amiga buena onda que lo defiende y le dice "mijito, usté es talentoso y muy buena persona, no deje que lo molesten esos". Justo ahora me viene a la memoria doña Florinda: Vámonos tesoro, no te juntes con esta chusma. cuando me topo con ese tipo de cosas, no sé si reirme o también entrar a la pelea... en fin, algo se me tenia que pegar de Alfredo Carrera.

Un poema de Oliverio Girondo

No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.














Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.

14 de marzo de 2008

Desde el 12 de marzo de 2009, eres el visitante número...

Clan Amaral

Clan Amaral
Blasón del Clan Amaral