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25 de enero de 2015

Adiós Castillo

Sé que es el tema de la semana, pero cómo dejar de celebrarlo. El titular de la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, abandonó el estado por órdenes del presidente de la República, y es que ya el comisionado se había vuelto insostenible para la Federación dado que sus magros resultados en materia de seguridad y desarrollo nunca permitieron hablar bien de él y su desempeño.
Tras un año de permanencia en el estado, la comisión de Castillo no logró acabar con el crimen organizado en la entidad, porque si bien se le asestaron duros golpes a Los Caballeros Templarios, sea cual sea el actual nombre del grupo dominante, el fenómeno como tal ahí sigue; en cuanto al desarrollo integral, bueno, una televisión y algunos puentes no remedian mucho la situación económica y social por la que atraviesa Michoacán, pues muchas empresas siguen al borde del colapso debido a las ridículas finanzas estatales.
Por lo anterior es prudente preguntar si en realidad valió la pena instalar a Alfredo Castillo y sus tentáculos en Michoacán, sobre todo si tomamos en consideración que el gobierno estatal bajo la titularidad de Salvador Jara no es mucho mejor que con Jesús Reyna o Fausto Vallejo, simple y sencillamente porque el desempeño sigue siendo demasiado pobre como para ver una diferencia sustancial, salvo en los múltiples cambios en el gabinete, lo cual de por sí es un síntoma de inestabilidad.
A un año de creada la Comisión para el Desarrollo Integral de Michoacán y una vez concluida esta fase de la intromisión federal en el estado, los grupos de autodefensa quedaron como una masa amorfa que no sabemos en qué más vaya a mutar, si en una partida de cuatreros locales o en un cártel bien consolidado; sus principales líderes están presos y no hay certeza de cuánto más vayan a estar tras las rejas pues no sabemos bajo qué condiciones Castillo se haya ido ni con qué consigna venga el general Pedro Felipe Gurrola.
En cuanto al gobierno, dado que Salvador Jara no sabe ser gobernador, ahora se ha quedado en la orfandad política porque con Castillo lejos se vuelve más vulnerable a los señalamientos de la prensa, la oposición (que en año electoral se multiplicarán sustancialmente), los gremios sindicales y hasta de la actuación del crimen organizado, que puede volver a permear toda la estructura gubernamental para augurar su permanencia una vez que el siguiente gobernador asuma el cargo, y eso le da más vulnerabilidad ante los problemas políticos, económicos y sociales de la entidad, y más si su hombre fuerte en la Secretaría de Gobierno abandona el barco en busca de un nuevo cargo.
Todo lo anterior se reflejó en Jara Guerrero en el acto presidido por Miguel Ángel Osorio Chong, pues en ninguna de sus apariciones públicas se le había visto con el semblante tan desencajado ya que, como escribí en este espacio cuando fue nombrado gobernador, se sacó la rifa del tigre, la diferencia es que esta vez sí tendrá que llevarse el animal a su casa; es oficial: los problemas del estado ahora sí atañen al gobierno que él representa.
En cuanto al nuevo enviado federal (que ya se dejó bien claro: está encargado sólo de la seguridad), el general Pedro Felipe Gurrola, lo que se sabe de él son generalidades, y eso es propio del Ejército, así que no esperemos tener una radiografía completa de este personaje como en su momento la hubo de Castillo. Así, de este general sabemos que cuenta con estudios en México y el extranjero, que es experto en el manejo de información y actividades de inteligencia y que su carrera ha sido muy ligada al narcotráfico, ya que ha estado a cargo de zonas como la de Badiraguato, en Sinaloa, municipio reconocido como la cuna del narcotráfico en México; pero también ha estado en Veracruz y Tamaulipas, estados notoriamente violentos a causa de los grupos delincuenciales que ahí operan.
Su nombre adquirió notoriedad en noviembre de 2012, cuando sus tropas se enfrentaron en Guamúchil a un convoy encabezado por Orso Iván Gastélum, pistolero de El Chapo Guzmán encargado de los municipios de Angostura, Salvador Alvarado y Mocorito. En esa refriega murió María Susana Flores Gámez, reina de belleza sinaloense, presunta pareja sentimental del delincuente y quien al parecer se había bajado de la camioneta pidiendo que no le dispararan, a lo que los militares hicieron caso omiso pese a que, según versiones, la mujer estaba desarmada. Días después del enfrentamiento, en diversos municipios de Sinaloa aparecieron narcomantas firmadas por el propio Gastélum acusando al general del asesinato de la mujer y de nexos con un lugarteniente de los Beltrán Leyva, de nombre Fausto Isidro Meza Flores. A partir de ahí sus apariciones públicas se redujeron drásticamente hasta que fue trasladado a Reynosa, Tamaulipas, en lo más álgido de la lucha entre Los Zetas y el Cártel del Golfo por el control de la frontera.
Con estos antecedentes y la formación que ha recibido podemos darnos cuenta de que es un militar con experiencia en materia de crimen organizado, así que seguramente veremos diversas acciones de combate a la delincuencia, lo malo de esto es que el Ejército no goza de buena reputación en materia de derechos humanos.
Castillo se fue y en el estado aún queda mucho por hacer, hay muchos presos a quienes no se les ha enjuiciado con justicia y respeto a sus garantías individuales, el gobierno del estado sigue siendo una elocuente manifestación de la mediocridad, el Poder Legislativo y hasta los ayuntamientos están plagados de chapulines y los delitos no han reducido, ni los del fuero común ni los relacionados con la delincuencia organizada, pues así como a diario se informa de asaltos y robos, también todos los días podemos enterarnos de un ejecutado o varios en diferentes partes del estado.

“La historia nos juzgará en su debido momento”, dijo Castillo en su mensaje de despedida. No es necesario esperar el veredicto de Clío, ya desde hoy los michoacanos podemos juzgar su desempeño como exiguo y errático (siendo educados), por lo que, ante tal veredicto, la condena al ex comisionado es el oprobio público por no haber podido cumplir la misión que le fue encomendada. Por eso y por muchas cosas más, por fin podemos tirar cohetes, pedirle a la banda que toque una “Diana” y contentos decir “adiós Castillo, nunca vuelvas”.

6 de junio de 2014

Necios, tontos y mezquinos




A veces los políticos hacen enojar y hasta dan ganas de bañarlos con una manguera de agua a presión, a veces; en otras ocasiones, sobre todo tratándose de priistas, son tan patéticamente divertidos, tan lastimosamente hilarantes, que no queda más que reírnos de sus gracias, convertirlos en memes y seguir al pendiente de sus jiribillas y derrapes por si en medio del discurso vacuo surge una perla, o ya por lo menos una cita citable como esas de Selecciones.
Entre los políticos de los diferentes partidos, los del PRI son los más absurdos y explico por qué lo creo. En el PAN, aunque hay personajes como Ernesto Cordero y Felipe Calderón, o represores a los medios como Juan Manuel Oliva, su discurso es, digamos, centrado en lo que son: la ultraderecha neoliberal sin un liderazgo sólido, al menos no desde que Espino, Fernández de Cevallos y Fox se desmarcaron. En el PRD, a pesar de los chuchos se han mantenido ciertos ideales que le dan identidad, y es que aún hay militantes que creen en la izquierda partidista y liderazgos que han auspiciado esta creencia, lo cual hace pensar en la posibilidad de que el PRD recupere el rumbo con la dirigencia adecuada, que actualmente no la tiene a nivel estatal ni mucho menos nacional. Pero con el PRI, de verdad que con frecuencia no hay ni por dónde quererlos pues utilizan a sus militantes, y sus dirigentes, hay honrosas excepciones, no tienen discurso, no proponen, sólo se dedican a arropar y solapar a los gobiernos emanados de este partido.
Traigo todo esto a cuento porque tras el asesinato de Salvador Vega Ramírez, dirigente municipal del PRI en Erongarícuaro, Osvaldo Fernández Orozco, el mismo que el año pasado deseó públicamente la muerte a Andrés Manuel López Obrador, se dijo indignado, y por ello transcribo la declaración de este individuo recogida por Revolución 3.0, en la que el dirigente hace un llamado enérgico “para que esta situación pare en Michoacán, no podemos seguir así, no es justo que la ciudadanía en general, las personas de bien, vivamos esta incertidumbre que desde hace tiempo se ha venido dando, trastocando de manera directa la integridad de las personas que no tienen nada que ver en ilícitos y que lo que quieren es vivir en paz y en armonía”.
Es lógico que ante el asesinato de un político, los liderazgos de su partido se pronuncien a fin de presionar para que las autoridades resuelvan pronto el caso, y es que si un homicidio es muchas veces lamentable, el que la víctima sea una figura de la política consterna aún más, primero, por las implicaciones que pudiera tener, y en segundo lugar pero más importante, por el trasfondo de tal acto. ¿A quién estorba?, ¿qué otros intereses hay de por medio además de los políticos?, ¿venganza personal o ejecución por parte de un grupo delictivo?, si fue un cártel criminal el que perpetró el asesinato, ¿hasta dónde este grupo está metido en la política?, ¿cuáles acuerdos se violaron?, ¿qué no quiso pactar la víctima? Son preguntas obligadas ante un hecho de esta naturaleza y que Fernández Orozco, antes de hacer una rabieta que no le queda, debería plantear al interior de su partido.
Osvaldo Fernández Orozco
Al PRI no le queda ponerse en plan crítico con el gobierno del estado porque apenas hace unos días celebraban las políticas de la administración estatal, y ahora resulta que ya vieron que esa ola de violencia de la que tanto se ha hablado sí existe y sigue cobrando víctimas; ahora resulta que sí hay inseguridad y que urge hacer algo para frenarla, y eso quiere decir que los grupos delictivos que han operado en la entidad siguen funcionando, que no se ha acabado con el crimen organizado ni con los operadores políticos a su servicio. Y mientras esa realidad al fin es reconocida por el PRI en Michoacán, el gobernador tiene en su familia una bomba de tiempo que le puede estallar en la cara con funestas consecuencias para el gobierno que constitucionalmente encabeza, y sería ingenuo pensar que no lo sabe puesto que, aunque en el seno familiar se le engañara, en el terreno político es difícil ocultar algo durante mucho tiempo, y más en la era de La Tuta como prolífico videasta, pero eso apenas es un señalamiento, falta que la PGR se digne a difundir la filmación que, según El Universal, tiene en su poder. O bien hay que esperar a que los intereses de Alfredo Castillo hagan necesario otro golpe mediático al gobierno estatal para que más gente vaya a dar a la cárcel mientras la violencia continúa, pues de otra forma es incomprensible la reserva respecto al video en que supuestamente el hijo del gobernador aparece con el líder templario.
Todo este panorama choca con las declaraciones triunfalistas y casi festivas de Fausto Vallejo en el sentido de que la estrategia federal en Michoacán ha tenido resultados, que la entidad avanza con paso firme, que ahora hay paz y armonía, y que la violencia es cosa del pasado, al grado de decir que “lo que ha sucedido en Michoacán es extraordinario. Sólo un necio, un tonto, un mezquino no lo puede aceptar… entonces ya estarle buscando los detallitos, caray, es ridículo”. Y entonces, más chocantes resultan las declaraciones de Osvaldo Fernández Orozco que de buenas a primeras vio que no estábamos exagerando, que el estado sí está sumido en la inseguridad y que las críticas no eran tanto por envidia a “los logros priistas”, sino porque el estado ya no está para más políticas fallidas ni para seguir soportando contracciones económicas. Y ahora, al rasgarse las vestiduras por el asesinato del dirigente priista de Erongarícuaro, Fernández Orozco ha pasado a engrosar las filas, de por sí vastas, de los necios, tontos y mezquinos que sí le encontramos “detallitos” al actual gobierno.

2 de junio de 2014

El Mundial como distractor



Se viene el Mundial y el consejo del mal, disfrazado de Congreso de la Unión, ha determinado discutir algunas reformas durante la justa mundialista, sobre todo en los días que la Selección Mexicana jugará, tétrico ¿no? Al menos ese sospechosismo se ha difundido mucho en los últimos días, atribuyendo tal determinación al afán de utilizar a Brasil 2014 como distractor para que la sociedad no salga a protestar; así, mientras los mexicanos están frente al televisor, los legisladores comprometen el futuro de la nación para que al despertar del sueño mundialista -que seguramente será breve- nos topemos con un país de cabeza, y entonces, aunque nos preguntemos ¿qué pasó?, tendremos que sujetarnos al nuevo orden planteado por Enrique Peña Nieto y sus secuaces en las secretarías de Estado y en el Poder Legislativo. Ni que fuera para tanto y explico por qué.
  Yo me pregunto ¿qué tanto influirá que haya o no Mundial o que las reformas que dicen que México necesita se discutan durante los partidos? Los chairos más radicales dicen que de esta forma nadie se va a enterar ya que el “vulgo futbolero” estará absorto en el desempeño del Tri pero, ¿en verdad es así?; no lo creo, no considero que la transmisión de los partidos le quite al Canal del Congreso el apabullante rating que siempre tiene porque simple y sencillamente, tanto éste como el Canal Judicial, sólo son vistos por analistas, políticos y estudiantes de licenciatura y posgrado, no así por el grueso de la población, y mucho menos por aquellos que no tenemos televisión de paga en nuestros domicilios, y como en los bares no ofrecen promociones especiales durante los periodos extraordinarios de sesiones ni los mexicanos tenemos la costumbre de organizar una carne asada para ver las discusiones legislativas en compañía de los compadres, el hecho de que esté o no el Mundial no influye en casi nada, salvo por los legisladores que, muy a su modo, decidan no asistir a la Cámara para ver los partidos o, más a su manera, hacer proselitismo en sus distritos.
  Admito que antes yo era uno de esos chairos que ven a los futbolistas y aficionados como una horda de incivilizados, y no es que ahora me guste el futbol, sino que he podido ver que el país tiene tantos problemas y la población tantas preocupaciones, que necesita algo para entretenerse y divertirse. Violencia, crimen organizado, gobiernos ineptos, políticos corruptos, carestía, salarios paupérrimos, desempleo, impuestos excesivos, marchas, bloqueos, normalistas, injusticia social, bajos índices de crecimiento económico, gasolinazos y muchos más problemas son con los que debemos lidiar todos los días, unos en mayor medida que otros pero que ahí están, como para todavía ser tachados de ignorantes e incurrir en irresponsabilidad social por ver un partido de futbol entre equipos que no se encuentran todos los días. Además el hecho de ser aficionado a cualquier deporte no tiene nada que ver con la inteligencia ni mucho menos, es una afición y ya.
  Ahora supongamos que somos política y socialmente responsables y decimos no al Mundial, entonces estamos al pendiente del proceso legislativo, sintonizamos el Canal del Congreso y salimos a las calles a protestar contra el mal gobierno, ¿serviría de algo?, en lo más mínimo. Y es que el gobierno nos ha demostrado con gran eficiencia que la opinión pública y el descontento social son perfectamente pasables por el Arco del Triunfo, que no importa cuánto protestemos, siempre se pondrán de acuerdo (para fregarnos o no) y al final, aunque el pueblo esté que arde, ellos saldrán sonrientes y declarando que hubo consenso y diálogo a pesar de que nunca, ningún diputado preguntó a sus representados qué postura asumir en determinadas discusiones, y eso es porque a nuestros representantes populares no se les piden resultados en materia legislativa, se les solicitan apoyos y con eso los habitantes del distrito sienten que ya el diputado cumplió, aunque su labor legislativa haya sido opaca o de plano contraria a la voluntad pública.
  Hay que reconocer una cosa: el pueblo mexicano no es de los más politizados y por naturaleza somos de la idea de dejar que otros decidan para no tener nosotros esa responsabilidad ya que así, si algo sale mal, tranquilamente podemos lavarnos las manos. Entonces, atendiendo a esto, no es necesario que nos pongan distractores a la hora de discutir asuntos torales para la nación, basta con un buen dispositivo de seguridad que contenga a quienes sí se manifiesten, que lamentablemente siempre serán minoría, y listo, a legislar y aprobar lo que les conviene.
  Entonces no importa que haya o no “distractores”, no importa que algunos se inconformen y enfrenten a los cuerpos de seguridad, no importa que en Internet se emprendan campañas para invitar a los cibernautas a no ver el Mundial, al final el gobierno hace lo que quiere, los diputados legislan por consigna y nosotros somos perfectamente libres de ver lo que queramos en televisión o de plano apagar el aparato y hacer con nuestro espacio lo que deseemos. Yo en lo personal y en la medida de mi tiempo, quizá no vea partidos, pero probablemente no me pierda los reportajes de color o sobre la cultura del país sede, que es lo que más me gusta de las coberturas de eventos deportivos, y eso no significa que no esté al pendiente de las tropelías del Congreso o que mi dedo deje de estar extendido para el gobierno de la República y el partido del que emanó, sólo me estaré divirtiendo, como muchos millones de personas, con un espectáculo que sólo sucede cada cuatro años.

23 de mayo de 2014

Educación contra las mentiras

En 1991, el rapero KRS-One y Zizwe Mtafuta-Ukweli, en Estados Unidos, dieron forma a un ambicioso proyecto de regeneración social llamado HEAL (Human Education Against Lies), con el cual se pretendía combatir a lo que ellos llamaban Síndrome de Deficiencia del Sentido Común. Para este proyecto, el rapero neoyorkino convocó a algunos de los cantantes de este género más comprometidos con las luchas sociales y con ellos salió a la luz un excelente disco titulado HEAL, civilization vs technology. Además, KRS-One escribió un folleto de quince páginas que se repartió en sus conciertos. El disco es excelente ya que, además de las letras de alto contenido social, cuenta con la participación de gente como Big Daddy Kane, LL Cool J, Queen Latifa, Jam Master Jay, Ziggy Marley y el mismo KRS-One. Pero lo que a mí me llama la atención es el folleto, disponible en www.graffiti.org/ups/heal.
La idea de HEAL era el cambio de conciencia, sobre todo entre los jóvenes, ya que, según sus impulsores, la raíz de todo el problema está en el sistema educativo, en el sistema político y en el modelo económico de occidente, y es que este proyecto estaba pensado para luchar contra las mentiras a través de la literatura y la música como principales herramientas, esto con el fin de llegar a un sector social ya demasiado inmerso en las mentiras e ilusiones de la posmodernidad, y para ello, el punto de partida es el precepto que dice: “Antes de ser una raza, una religión o una ocupación, eres un ser humano”.
En el primer apartado, que trata sobre las modificaciones que es necesario hacer al sistema educativo, dice que desde temprana edad se nos enseña que debemos tener una respuesta para todo, pero no es una respuesta pensada porque, desde que entramos a la escuela, los profesores nos inyectan datos y fórmulas, después hacen preguntas sólo para corroborar si memorizamos las verdades que ellos nos recitaron, pero nunca nos enseñaron a cuestionar y criticar la realidad. Esto conduce a pensar que un sistema educativo basado en la memorización genera personas que no cuestionan, no critican nada, sólo viven como pequeñas piezas de un gran engranaje que no se detiene, ya que, aunque haya quien pueda decirnos que en la escuela podemos preguntar, eso es falso puesto que, en los salones de clases, los estudiantes sólo preguntan sobre lo que recuerdan que pueden preguntar, sin ir más allá. Como ejemplo de lo anterior basta ver a cualquier estudiante de secundaria o bachillerato haciendo un trabajo: no saben leer, no saben interrogar a sus libros, a sus maestros, y eso, lamentablemente, es algo que se lleva de por vida, pues hay profesionistas a quienes uno pregunta sobre algo relacionado con su trabajo y se limitan a encogerse de hombros y murmurar: “Así me lo dijeron”.
Para KRS-One todo esto se debe a que mediante una educación basada en las mentiras, una religión de esclavos y un sistema político que trata a las personas como mercancía, el ser humano se ha perdido en una suerte de animalidad que lo mantiene pasivo mientras sus derechos son violados, mientras la memoria histórica es borrada con datos falsos o seleccionados a modo de quien imparte la educación, en este caso el Estado. El problema, sostiene, es que estamos tan habituados a este estado de cosas, que muy difícilmente nos moveremos hacia la liberación; estamos tan acostumbrados a las mentiras que en cuanto alguien grita la verdad, de inmediato es acallado por el sistema y linchado por una sociedad que siente en peligro sus estructuras de confort; por eso al gobierno no le conviene que se insista en que estamos cada vez más jodidos como sociedad.
Todo esto viene a derivar en la falta de congruencia, desde la más básica como ser humanos y comportarnos de forma inhumana con otras personas, hasta esas grandes diferencias entre el discurso y los hechos, o entre un discurso bien elaborado y nuestra verdadera forma de pensar, lo cual nos aleja de inmediato de la realidad para sumergirnos en la burbuja del autoengaño en la que pensamos que hacemos lo correcto aunque no siempre sea así. 
Hoy más que nunca considero que este documento debe ser difundido y estudiado pues sería tonto pensar que sólo tiene vigencia en Estados Unidos; no, su importancia es a nivel global pues no critica los falsos valores norteamericanos (si es que algo así existe), sino que critica los preceptos erróneos de las sociedades contemporáneas, basados en el poder económico y político, en el dominio sobre el otro, en siempre conseguir más con el menor sacrificio y en producir más con la menor inversión.
Valdría la pena difundirlo porque actualmente, con la plataforma digital a que tenemos acceso, muchas veces estamos expuestos a información irresponsable, falsa o intrascendente cuyos autores propagan nada más porque tienen un espacio, un blog o un suplemento, sin considerar que posiblemente estén formando opiniones torcidas en el sector juvenil con posturas que a veces rayan en lo idiota.
Educar contra las mentiras es el fin de HEAL, como lo es educar contra la vanidad, la arrogancia, la discriminación, la incongruencia, la desinformación, la violencia y todo eso que sume a la humanidad en la bestialidad disfrazada de civilización. Es por eso que vale la pena difundirlo entre jóvenes, que son los más expuestos a la democratización de la ignorancia.

Los que ya son gobierno



 En Michoacán vemos lo que el gobierno hace, pero ignoramos lo que en el fondo ocurre, no sabemos con qué fundamento se toman ciertas decisiones de las que más tarde sólo padecemos las consecuencias. Hace más de un año, cuando surgieron los primeros grupos de autodefensa, de inmediato cosecharon la simpatía de los michoacanos que estaban hartos de los embates de la delincuencia, y no me refiero a los michoacanos de Morelia, que vemos todo de lejos y a través de los medios -muy viciados algunos de ellos-, me refiero a los michoacanos de esos municipios de Tierra Caliente que, dicho de manera vulgar, saben de qué lado masca la iguana en ciertos temas. Pero también se rumoró en la prensa que en realidad se trataba de grupos paramilitares o miembros de cárteles foráneos que querían apoderarse de Michoacán y por eso el abierto combate a Los Caballeros Templarios. Así que mientras eran peras o manzanas, los grupos de autodefensa crecieron ante la mirada distante del gobierno federal y la mirada impotente del estatal, que estaba más enfocado en la salud del gobernador que en la fragua en que se estaba convirtiendo la entidad.
Cierto, los grupos de autodefensa comandados por José Manuel Mireles, Hipólito Mora y Estanislao Beltrán crecieron, tomaron el control de decenas de municipios de Tierra Caliente, la Costa y la Meseta Purépecha, desplazaron a los miembros de la delincuencia organizada y acapararon la mirada internacional, tan es así que la Federación tuvo que intervenir anunciando con bombo y platillos millonarios recursos para el estado, con la obvia invasión de policías federales y soldados, justo como en el Operativo Conjunto Michoacán implementado por Felipe Calderón a inicios de su administración. Y así como con el operativo calderonista no ocurrió nada bueno, con las acciones peñistas no se han visto resultados positivos que verdaderamente sean palpables para la atribulada sociedad michoacana, pues aunque en algunas regiones, aseguran, se acabó con las extorsiones, las ejecuciones siguen a la orden del día, los enfrentamientos continúan ocurriendo y la economía estatal nomás no repunta más que en las estadísticas triunfalistas del gobierno.
Lo ocurrido el pasado 10 de mayo, establecido como fecha límite para el desarme de los grupos de autodefensa, evidencia lo que desde el principio se dejó ver porque al nombrar como comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán a Alfredo Castillo Cervantes, la Federación, mientras argumentaba que la seguridad pública es facultad exclusiva del Estado, se daba la mano con los principales líderes de los grupos de autodefensa ante su incapacidad para frenarlos, y es que el simple intento de desarmarlos por la fuerza podía acarrear severas consecuencias nada deseables para un gobierno que se sustenta en la buena imagen. Lo malo fue que nunca contaron con que Hipólito Mora y Mireles no se sujetarían a los dictados de Alfredo Castillo, sino que lo encararon, lo contradijeron y al gobierno estatal y a muchos municipales los señalaron como lo que sabemos que son: imposiciones de los poderes fácticos que tenían en los ayuntamientos auténticas minitas de oro.
Ahora, con Hipólito Mora desvirtuado por los señalamientos de sicarios disfrazados de autodefensas y una mujer biónica que presenció y escuchó todo a 500 metros de distancia y en una oscura noche, con José Manuel Mireles diezmado en su salud a raíz del accidente aéreo que sufrió y con la acusación (un tanto vacía) de haber participado en cinco homicidios, Alfredo Castillo ahora tiene en Papá Pitufo al alfil perfecto pues éste sí se ajustó a lo que el comisionado, por órdenes de sus jefes, determinó: legalizar a un grupo señalado como refugio de sicarios, dotándolo de placas, uniformes, patrullas y armas.
“¡Ya somos gobierno!”, exclamó Estanislao Beltrán al conformase oficialmente la Fuerza Rural, y esa es una frase muy peligrosa por sus serias connotaciones. Ser gobierno es tener el poder para hacer y decidir, aún sobre otros, y si además se tiene el cobijo del aparato de Estado, ese poder es un arma de doble filo pues además de ayudar a recuperar la paz de la entidad, también ayuda a enriquecerse, a emprender cacerías de brujas y terminar convirtiéndose en lo que se supone que combatirían, y para darse cuenta de ello basta echar un vistazo a la historia de las revoluciones que terminan en dictaduras, como la del PRI en México y la de Fidel Castro, en Cuba. Por eso, ahora que Papá Pitufo ya es “gobierno”, preocupa lo que vaya a ocurrir con la Fuerza Rural, pues no sabemos si ahora ellos serán los nuevos halcones del crimen organizado (de La Tercera Hermandad, por ejemplo). Y si Estanislao Beltrán piensa que ya con ese uniforme podrá combatir abiertamente a la delincuencia organizada, está muy equivocado pues un policía rural no tiene las facultades para combatir delitos federales ya que tendrá aún menos rango que un municipal, y no importa que la Fuerza Rural esté adscrita a la Policía Estatal, con el Mando Unificado Policial están en el mismo barco. Así que con la legalización de los grupos de autodefensa la Federación mata varios pájaros de una pedrada: en primer lugar, mantiene cerca a valiosos colaboradores (ahora subordinados) en las regiones más peligrosas del estado; en segundo término, los legaliza para regularlos y así impedir su crecimiento tanto en armamento como en número de elementos, y en tercer lugar, al darles el estatus de rurales, los limita para actuar como lo habían venido haciendo y que afectó demasiado a la buena imagen del gobierno federal, pues hacia el exterior daba la impresión (que aquí ha sido una realidad) de que había un vacío de poder, un Estado fallido imposible de remediar para los golden boys del gabinete federal.
“¡Ya somos gobierno!”, dijo Estanislao Beltrán enfundado en el uniforme color azul marino y con ese semblante meditabundo, casi triste, de quien sabe que muy posiblemente se ha vendido barato. Sólo espero que el poder no lo corrompa, que haya valido la pena perder autosuficiencia (la institucionalización siempre es un acto de sujeción) y que los discursos de Castillo Cervantes no sean nada más un canto de sirena, más aún si tomamos en cuenta que 2015 es año electoral y que, de seguir así las cosas, el ambiente va a estar sumamente caldeado y de verdad, como siempre digo, no está el horno para bollos.

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