Sé que es el tema
de la semana, pero cómo dejar de celebrarlo. El titular de la Comisión para la
Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes,
abandonó el estado por órdenes del presidente de la República, y es que ya el comisionado
se había vuelto insostenible para la Federación dado que sus magros resultados en
materia de seguridad y desarrollo nunca permitieron hablar bien de él y su
desempeño.
Tras un año de
permanencia en el estado, la comisión de Castillo no logró acabar con el crimen
organizado en la entidad, porque si bien se le asestaron duros golpes a Los Caballeros Templarios, sea cual sea
el actual nombre del grupo dominante, el fenómeno como tal ahí sigue; en cuanto
al desarrollo integral, bueno, una televisión y algunos puentes no remedian
mucho la situación económica y social por la que atraviesa Michoacán, pues
muchas empresas siguen al borde del colapso debido a las ridículas finanzas
estatales.
Por lo anterior es
prudente preguntar si en realidad valió la pena instalar a Alfredo Castillo y
sus tentáculos en Michoacán, sobre todo si tomamos en consideración que el
gobierno estatal bajo la titularidad de Salvador Jara no es mucho mejor que con
Jesús Reyna o Fausto Vallejo, simple y sencillamente porque el desempeño sigue
siendo demasiado pobre como para ver una diferencia sustancial, salvo en los
múltiples cambios en el gabinete, lo cual de por sí es un síntoma de
inestabilidad.
A un año de creada
la Comisión para el Desarrollo Integral de Michoacán y una vez concluida esta
fase de la intromisión federal en el estado, los grupos de autodefensa quedaron
como una masa amorfa que no sabemos en qué más vaya a mutar, si en una partida
de cuatreros locales o en un cártel bien consolidado; sus principales líderes
están presos y no hay certeza de cuánto más vayan a estar tras las rejas pues
no sabemos bajo qué condiciones Castillo se haya ido ni con qué consigna venga
el general Pedro Felipe Gurrola.
En cuanto al
gobierno, dado que Salvador Jara no sabe ser gobernador, ahora se ha quedado en
la orfandad política porque con Castillo lejos se vuelve más vulnerable a los
señalamientos de la prensa, la oposición (que en año electoral se multiplicarán
sustancialmente), los gremios sindicales y hasta de la actuación del crimen
organizado, que puede volver a permear toda la estructura gubernamental para augurar
su permanencia una vez que el siguiente gobernador asuma el cargo, y eso le da
más vulnerabilidad ante los problemas políticos, económicos y sociales de la
entidad, y más si su hombre fuerte en la Secretaría de Gobierno abandona el
barco en busca de un nuevo cargo.
Todo lo anterior se
reflejó en Jara Guerrero en el acto presidido por Miguel Ángel Osorio Chong,
pues en ninguna de sus apariciones públicas se le había visto con el semblante
tan desencajado ya que, como escribí en este espacio cuando fue nombrado
gobernador, se sacó la rifa del tigre, la diferencia es que esta vez sí tendrá
que llevarse el animal a su casa; es oficial: los problemas del estado ahora sí
atañen al gobierno que él representa.
En cuanto al nuevo
enviado federal (que ya se dejó bien claro: está encargado sólo de la
seguridad), el general Pedro Felipe Gurrola, lo que se sabe de él son
generalidades, y eso es propio del Ejército, así que no esperemos tener una
radiografía completa de este personaje como en su momento la hubo de Castillo.
Así, de este general sabemos que cuenta con estudios en México y el extranjero,
que es experto en el manejo de información y actividades de inteligencia y que
su carrera ha sido muy ligada al narcotráfico, ya que ha estado a cargo de
zonas como la de Badiraguato, en Sinaloa, municipio reconocido como la cuna del
narcotráfico en México; pero también ha estado en Veracruz y Tamaulipas,
estados notoriamente violentos a causa de los grupos delincuenciales que ahí
operan.
Su nombre adquirió
notoriedad en noviembre de 2012, cuando sus tropas se enfrentaron en Guamúchil
a un convoy encabezado por Orso Iván Gastélum, pistolero de El Chapo Guzmán encargado de los municipios
de Angostura, Salvador Alvarado y Mocorito. En esa refriega murió María Susana
Flores Gámez, reina de belleza sinaloense, presunta pareja sentimental del
delincuente y quien al parecer se había bajado de la camioneta pidiendo que no
le dispararan, a lo que los militares hicieron caso omiso pese a que, según
versiones, la mujer estaba desarmada. Días después del enfrentamiento, en
diversos municipios de Sinaloa aparecieron narcomantas
firmadas por el propio Gastélum acusando al general del asesinato de la mujer y
de nexos con un lugarteniente de los Beltrán Leyva, de nombre Fausto Isidro
Meza Flores. A partir de ahí sus apariciones públicas se redujeron
drásticamente hasta que fue trasladado a Reynosa, Tamaulipas, en lo más álgido
de la lucha entre Los Zetas y el Cártel del Golfo por el control de la
frontera.
Con estos antecedentes y la
formación que ha recibido podemos darnos cuenta de que es un militar con
experiencia en materia de crimen organizado, así que seguramente veremos
diversas acciones de combate a la delincuencia, lo malo de esto es que el Ejército
no goza de buena reputación en materia de derechos humanos.
Castillo se fue y en el estado aún
queda mucho por hacer, hay muchos presos a quienes no se les ha enjuiciado con
justicia y respeto a sus garantías individuales, el gobierno del estado sigue siendo
una elocuente manifestación de la mediocridad, el Poder Legislativo y hasta los
ayuntamientos están plagados de chapulines
y los delitos no han reducido, ni los del fuero común ni los relacionados con
la delincuencia organizada, pues así como a diario se informa de asaltos y
robos, también todos los días podemos enterarnos de un ejecutado o varios en
diferentes partes del estado.
“La historia nos
juzgará en su debido momento”, dijo Castillo en su mensaje de despedida. No es
necesario esperar el veredicto de Clío, ya desde hoy los michoacanos podemos
juzgar su desempeño como exiguo y errático (siendo educados), por lo que, ante
tal veredicto, la condena al ex comisionado es el oprobio público por no haber
podido cumplir la misión que le fue encomendada. Por eso y por muchas cosas
más, por fin podemos tirar cohetes, pedirle a la banda que toque una “Diana” y
contentos decir “adiós Castillo, nunca vuelvas”.